Luis Crespo, economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela, alertó sobre la marcada depreciación del tipo de cambio en septiembre, que afecta a empresas y familias. Señaló que durante los 20 primeros días del mes se registró una variación promedio diaria de 1,36 bolívares, con el tipo de cambio oficial subiendo de 148 a 175 bolívares desde el 1 de septiembre, lo que equivale a una depreciación superior al 48%.
Movimiento de divisa en septiembre genera preocupación por alta depreciación superior al 48%.
Crespo destacó en entrevista concedida a Román Lozinski para el Circuito Éxitos que entre enero y septiembre la depreciación alcanza aproximadamente 237%, pasando del tipo de cambio de 52,02 bolívares el 2 de enero a 175 bolívares a la fecha. Para él, «esa depreciación constante significa inflación» y advirtió que el impacto en los niveles de precios será inevitable, dado que existe una correlación directa entre tipo de cambio e inflación.
El economista recordó que el Banco Central de Venezuela no publica cifras oficiales de inflación desde hace un año y que se espera un repunte inflacionario significativo al anunciarse las estadísticas que están pendientes desde octubre de 2024. Esta ausencia de datos genera angustia en la población.
Sobre las causas y posibles soluciones, Crespo atribuyó la responsabilidad a los planificadores de la política económica y cambiaria. Expresó la urgencia de que el país conozca el tipo de cambio objetivo y las medidas a seguir para evitar la incertidumbre. Sugirió estimular la oferta de divisas en el mercado mediante incentivos y generación de confianza para que más actores puedan participar y mitigar el déficit de divisas.
El especialista también enfatizó la necesidad de controlar la emisión monetaria. Indicó que la liquidez ha crecido hasta un 150% en lo que va de año, muy por encima del crecimiento real de la economía, lo que genera distorsiones inflacionarias. «Debe existir una relación armoniosa entre la cantidad de dinero en circulación y la producción económica», concluyó Crespo.
Finalmente recordó que el último ajuste salarial fue en marzo de 2022 y que medidas parciales como bonificaciones no compensan la pérdida del poder adquisitivo de las familias, agravando la situación social en medio de esta depreciación acelerada de la moneda.
Lismar Rebolledo – MundoUR
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