Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 24 de abril de 2018

Preguntas para los abstencionistas sobre varias de sus creencias, Leonardo Carvajal

1. ¿Qué lógica tiene afirmar que el de Maduro es un gobierno dictatorial y luego anteponer rigurosas y minuciosas exigencias sobre unas elecciones “libres, transparentes y justas” como requisito sine qua non para decidirse a participar? Porque, por definición, un gobierno dictatorial no va a hacer lo que sí haría un gobierno democrático. Por lo tanto, quien exige lo imposible lo que está haciendo es justificar una decisión previa de no participar; prohibiéndose el derecho de acabar con esta dictadura por la vía de los votos.

2, ¿En qué análisis histórico comparativo se podría basar la extraña creencia de que “dictadura no sale con votos”? En la historia real de la política más bien es lo contrario: las dictaduras pocas veces salen mediante la violencia. La investigadora Erika Chenoweth demostró que, durante todo el siglo XX, los movimientos no violentos en el mundo lograron salir, en el 61 por ciento de los casos, de dictaduras; mientras que los movimientos que usaron la violencia en sus luchas contra ellas tan solo lograron éxito en el 19 por ciento de sus intentos.

Algunos ejemplos de salidas de dictaduras mediante las votaciones: los chilenos que votaron en el plebiscito promovido por la dictadura de derecha de Pinochet; los polacos que, frente a una dictadura marxista de cuarenta años, votaron por los candidatos de Walesa y ganaron 159 de 160 escaños; los nicaragüenses que votaron por Violeta Chamorro para salir de los once años de gobierno de Daniel Ortega.

De lo contrario, hay muchísimos ejemplos. Citaré solo el trágico y actual de Siria. Desde el 2011 varios grupos opositores entraron en guerra contra la cruel tiranía de Bashar Al Assad. Siete años después, Siria está destruida, han muerto cientos de miles de personas, han emigrado varios millones de ellas y Al Assad continúa en el poder.

3. ¿Ir a votar en contra de Nicolás Maduro, en su sexto año de presidencia, es “legitimar” a Maduro? ¿Por qué? Legitimar a un gobernante es otorgarle credibilidad y razones morales a su causa. Cuando se protesta pacíficamente en las calles, cuando se hace campaña electoral contra un gobernante y se acude a votar para desplazarlo del poder, ¿cómo se puede pensar que se le está legitimando? ¿De dónde salió tan descabellado sofisma? ¿Y se podría creer que, generando una abstención significativa, se “deslegitima” a un gobernante?

En Egipto acaba de ganar la elección presidencial, por segunda vez, el general Abdulfatah Al Sisi. El padrón electoral era de 60 millones y solo votaron 23 millones de personas. Se abstuvo el 62 por ciento. Pero, ¿eso deslegitima a Al Sisi o más bien le facilita su propósito continuista? Enrique Peña Nieto, Donald Trump, Néstor Kirchner y José Manuel Santos, para citar cuatro casos entre muchos, 2 ganaron la presidencia, aunque ninguno de ellos obtuvo más del 25 por ciento de votos a favor, en relación con el padrón electoral. ¿Y acaso alguien en el mundo consideró que estaban deslegitimados?

Y cuando la oposición venezolana, equivocadamente, se abstuvo en las elecciones parlamentarias del 2005, los diputados chavistas obtuvieron alrededor de un veinte por ciento de votos con respecto al padrón electoral y, sin embargo, no quedaron “deslegitimados” ante el mundo para dictar todas las leyes que les convinieron. Nicolás Maduro obtendrá, muy probablemente, una votación que fluctuará entre cuatro y cinco millones, de un total de 20,5 millones inscritos en nuestro REP. Obtendrá, pues, en promedio, probablemente, un 22 por ciento del padrón electoral. ¿Eso lo deslegitimaría? No. En cambio, lo deslegitimaría, lo pulverizaría, lo liquidaría políticamente, si él obtiene esos cuatro millones y otro candidato de la alternativa democrática obtiene, por ejemplo, ocho millones de votos.

La política es como el juego del ajedrez. No se puede pensar solo en la próxima jugada y, además, mover las piezas cargados de rabia. Hay que calcular racionalmente las siguientes jugadas. Creo que los que predican la abstención están obligados, si no quieren actuar como irresponsables y simplistas, a explicarle al pueblo cuál es su estrategia diferente a la del camino electoral.

4. ¿Acaso la estrategia de esos predicadores del abstencionismo es no votar pero sí esperar a que Trump mande sus marines a sacar a Maduro; o es no votar y esperar que los países del Grupo de Lima, a punta de añadir aislamientos contra Maduro y contra todos nosotros, lo expulsen del poder; o es no votar y esperar a que un grupo de generales venezolanos actúen una noche para deponer a Maduro por la fuerza; o es no votar y esperar a que el pueblo se lance desesperado a la calle y a punta a disturbios gigantescos lo obligue a irse?

Las tres primeras son vanas e inconvenientes fantasías. Trump no va a invadir Venezuela. Ni muchísimos venezolanos aceptaríamos tal barbaridad. Tampoco vendrán soldados peruanos, colombianos o mexicanos a sacarnos las castañas del fuego. Y la cúpula militar es muy poco probable que se rebele, sencillamente porque ella es el principal soporte de este régimen del que obtiene grandes provechos (tiene en su poder, entre otros muchos beneficios, el cuarenta por ciento de todos los ministerios).

Leer mas: http://revistasic.gumilla.org/2018/preguntas-para-los-abstencionistas-sobre-varias-de-sus-creencias/

1 comentario:

  1. Anónimo3:43 a.m.

    ¿Ir a votar en contra de Nicolás Maduro, en su sexto año de presidencia, es “legitimar” a Maduro? ¿Por qué? Legitimar a un gobernante es otorgarle credibilidad y razones morales a su causa. Cuando se protesta pacíficamente en las calles, cuando se hace campaña electoral contra un gobernante y se acude a votar para desplazarlo del poder, ¿cómo se puede pensar que se le está legitimando? ¿De dónde salió tan descabellado sofisma? ¿Y se podría creer que, generando una abstención significativa, se “deslegitima” a un gobernante?

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