La señora del piso de arriba, la que tiene dos adolescentes que se la pasan jugando beisbol en la entrada del edificio, me dijo alarmada que ahora las solicitudes, las quejas y las reclamaciones hay que hacerlos por “internet”, lo cual, está muy lejos de sus disponibilidades.
Es el momento en que levanto la voz para que todos mis vecinos me oigan y digo: “Señora, lo que pasa es que está en vigencia la Ley de Infogobierno” y tenemos que regular nuestro régimen comunicacional por ella”. Mis palabras dejaron a todos perplejos porque nadie conoce la condenada ley, ni tiene idea de para qué sirve.
Es por eso que me pongo a explicarles que el objeto de la ley es establecer los principios y bases que rigen a las tecnologías de información del Poder Público, a fin de mejorar su gestión y los servicios que presta, la participación y el desarrollo de las tecnologías en el Estado y “la apropiación social del conocimiento”. Es decir, es una ley destinada a imponer el uso de las tecnologías de información en todas las actividades. Es por eso que su ámbito de aplicación comprende a todos los órganos y entes de los poderes públicos y también al resto de las personas naturales o jurídicas.
La ley obliga a su aplicación en las siguientes actividades: En las peticiones que se dirijan al Poder Público; en la realización de pagos y liquidación de impuestos; en el cumplimiento de todo tipo de obligaciones, bien pecuniarias o de otra naturaleza; en las notificaciones que se realizan por medios electrónicos; en el acceso a las informaciones públicas; en el manejo de los expedientes; en la presentación de documentos; en la obtención de copias de documentos electrónicos; en la utilización de mecanismos para el ejercicio de la contraloría social y otros más.
La ley insiste en fomentar el conocimiento de las tecnologías de información y es por ello que establece que el Poder Público tiene que garantizar a todas las personas, a través del sistema educativo, los medios para la formación en materia de tecnologías de información libre.
Por lo que atañe a la estructura organizativa para aplicarla, la ley creó varios organismos, entre ellos el Consejo Nacional para el Uso de Tecnologías de Información y la Comisión Nacional que elabora el Plan Nacional de Tecnología de Información. El primer organismo aludido es el máximo ente para la planificación y asesoramiento del Poder Público. Está presidido por el Vicepresidente Ejecutivo e integrado por importantes entidades tanto legislativas como jurisdiccionales y por el Banco Central. Además han sido previstas “unidades de apoyo,” donde opera la Superintendencia de Servicios en Seguridad Electrónica.
Con lo anteriormente expuesto recalcamos las características específicas de la venezolanidad, capaz de sostener un sistema que es tan complejo como el que rige en la Comunidad Económica Europea para regular la materia informática. Es decir que, no debemos temer por la carencia de normas en este campo, ya que, podrá faltar en los hogares que lo utilizan como sistema para preparar los alimentos, una bombona de gas, pero el desarrollo de un sistema informático súper desarrollado está presente para recordarnos nuestros deberes con el Estado en tal materia, con especial señalamiento de los tributos que deberíamos pagar y del severo régimen sancionatorio al cual estamos sometidos.
Pareciera que todo lo dicho es un sarcasmo, pero es real y es así como tenemos un país que se va a paralizar por falta de repuestos; que ha perdido el 90% de sus industrias propias, pero que tiene una ley modelo para el mundo sobre Gobierno Informático!
http://www.panorama.com.ve/
En un análisis de la Universidad George Eashington, dos medios de comunicación utilizaron redes sociales chavistas para acentuar la crisis en Cataluña y propagar una mala imagen de España en todo el mundo. Los medios de comunicación están identificados como RT y Sputnik, quienes habrían utilizado un elevado número de cuentas y más de cinco millones de mensajes en las fechas anteriores y posteriores al referéndum catalán del 1 octubre, según lo publicado por el diario EL PAÍS en su página web.
ResponderBorrar