Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 25 de julio de 2017

Cámaras, casco y máscara antigás: mi día a día en Venezuela Por MERIDITH KOHUT

Manifestantes antigubernamentales celebran después de apoderarse de la autopista Francisco Fajardo, que corre a lo largo de Caracas, a finales de mayo. Credit Meridith Kohut para The New York Times

Los grupos de manifestantes antigubernamentales lanzan rocas, barro, petardos y bombas molotov. La policía antimotines y los soldados les responden con gases lacrimógenos, perdigones y cañones de agua.

En Venezuela se está gestando un levantamiento.

Durante más de tres meses, miles de personas han abarrotado la capital venezolana para drenar su furia. Están hartos del gobierno de Nicolás Maduro y de su liderazgo cada vez más autoritario.

En general, los roces derivan en choques callejeros asimétricos y usualmente letales; más de 90 personas han muerto desde que comenzaron las marchas en abril y 3000 han sido detenidas.

El estallido de una bomba molotov lanzada contra oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que disparaban gases lacrimógenos y perdigones durante una manifestación en Caracas. Credit Meridith Kohut para The New York Times
He trabajado como fotoperiodista para The New York Times en Venezuela durante nueve años, y los últimos dos me he enfocado en la lucha de los venezolanos que padecen la peor crisis económica en la historia del país.

Me ha tocado ver cómo crece la rabia conforme desaparecen la comida, los medicamentos y aumenta el autoritarismo de Maduro.

Una tanqueta usó su cañón de agua contra los manifestantes en la autopista Francisco Fajardo, en mayo. Credit Meridith Kohut para The New York Times EXPLORA NYTIMES.COM/ES

Su gobierno ha retrasado las elecciones y encarcela a los manifestantes y opositores políticos. Convocó una asamblea constituyente que podría rescribir la Carta Magna, lo que muchos venezolanos ven como un intento descarado para incrementar su poder. Maduro califica a las protestas como un ataque violento contra su gobierno, mientras que los manifestantes dicen que están luchando por la Constitución y el derecho previsto en su artículo 35 a desconocer “cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos”.

Manifestantes antigubernamentales lanzan piedras durante un enfrentamiento con fuerzas de seguridad en Caracas a principios de mayo. Credit Meridith Kohut para The New York Times
Usualmente, empiezo mi día subiéndome a un mototaxi para dirigirme a la zona de batalla, donde abundan los gases lacrimógenos y los proyectiles vuelan por todas partes.

Conozco a algunos de los manifestantes veteranos, como Tyler, que tiene 22 años y antes apoyaba al régimen de Maduro. Ha aprendido cómo evitar las gomas de bala y los perdigones con ayuda de un escudo pintado de azul, amarillo y rojo, que combina con la bandera venezolana que se amarra al cuello. Usa una camiseta negra para cubrir su cara, que solo deja ver sus ojos. Sentado junto a una barricada durante un momento tranquilo en una marcha, me contó que protesta porque la escasez de medicinas mató a su madre hospitalizada, empeoró la presión sanguínea de su abuela y dejó a su hermanita asmática con crecientes dificultades para respirar. Tyler dijo que su familia solo puede costear una comida al día, comúnmente algo de arroz blanco.

“Estamos viviendo con más hambre de la que nunca habíamos tenido”, dijo. “Aquí las cosas están feas y ya no vamos a aguantarlo más”.

Leer mas: https://www.nytimes.com/es/2017/07/22/venezuela-imagenes-meridith-kohut/

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