¿Es realmente la "oligarquía" la que hoy protesta contra Nicolás Maduro? El tradicional argumento manoseado por el chavismo, que desde 1998 apeló a los pobres como su principal bastión electoral, en una dialéctica de guerra de clases, ha ido quedando vacío en las últimas manifestaciones, que han demostrado como nunca antes que el descontento por la situación política y económica es transversal en la sociedad venezolana.
El malestar por la severa escasez y por la inflación más alta del mundo que sufre Venezuela ya quedó claro en las últimas elecciones legislativas, a fines de 2016. En esos comicios -apenas la segunda derrota del oficialismo en una veintena de votaciones-, la coalición de gobierno perdió incluso en lo que suponía eran enclaves chavistas como el simbólico barrio 23 de Enero, en Caracas, una humilde población llena de rayados sobre la "revolución bolivariana" y donde está ubicado el Cuartel de la Montaña, la tumba de Hugo Chávez.
Hoy muchos habitantes de la 23 de Enero reconocen que no quieren saber nada de Maduro, que ya quedó demostrado que no es Chávez. Eso sí, lo admiten siempre sin dar nombres, por temor a la represalia de los "colectivos chavistas" o a que los CLAP -Comités Locales de Abastecimiento y Producción- los marginen de las reparticiones de canastas de alimentos.
Las encuestas de opinión -que aseguran el resguardo de las identidades- revelan este divorcio: según un sondeo de Delphos, casi dos tercios de las clases más pobres de Venezuela quieren que Maduro deje el poder, un aumento del 40% respecto a cuando el Mandatario asumió en 2013.
Pero, en medio de la desesperación, muchos se están atreviendo ahora a demostrar públicamente su descontento. Lo hicieron hace dos semanas en Puerto Ordaz, hasta hace poco territorio chavista, cuando Maduro pretendía darse un "baño de masas" entre seguidores, pero terminó huyendo con su caravana entre huevos y piedrazos.
Las protestas, por otro lado, se mueven cada vez más desde los barrios de clase media hasta las poblaciones más populares. En Caracas, ha habido muertos en Petare, conocida como la barriada más grande de Latinoamérica, mientras que el hecho más sangriento hasta ahora, con el fallecimiento de 11 personas en una noche en medio de saqueos y enfrentamientos, ocurrió en El Valle, una empobrecida localidad conocida por su carácter combativo y por ser la cuna de varios dirigentes de izquierda.
Tras este último mes, Maduro difícilmente podrá decir que sus opositores son la "oligarquía" y nadie más.
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