Una tregua a la tolerancia, la paz y la justicia Jesús Salom C. / Vicerrector Administrativo de LUZ

Días oscuros los que vive Venezuela. Las emociones negativas ruedan sin control con su furia incontrolable arrasando todo a su paso. Es imperioso que las personas traten de controlar esa agresividad y dosificarla en actos que se orienten por conductas morales y éticas; sustituirla por acciones de solidaridad, consideración, compasión y altruismo. El mejor ejemplo lo tenemos en la Brigada de Primeros Auxilios de LUZ que asisten por igual y sin distingo político al que haya sido herido en las manifestaciones que se realizan a diario en Maracaibo. Ellos continúan su labor a pesar de la muerte absurda de uno de sus integrantes, Paúl Moreno, víctima de la deshumanización que corroe el alma de quienes ven al que piensa diferente como un enemigo.

Es una realidad compleja la que vivimos los venezolanos; por lo que es imprescindible tomar consciencia de la situación real para poder pensar con mayor claridad y reflexionemos sobre cómo podríamos ayudar a resolver la problemática política, más allá de nuestra posición firme ante la violaciones continuadas a la Carta Magna y la presencia activa en la calle repudiando la iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente Comunal, porque no se adapta a los preceptos constitucionales vigentes. Aunque lo neguemos, se avizora un proceso que requerirá transformar el odio y la rabia acumulada en emociones positivas y el rescate de los valores de la tolerancia, la justicia y la paz.

Inmersos en una transición política, tenemos que abrirnos a un proceso de cambios entre un gobierno que se va y otro que llega. Que el Gobierno democrático termine de llegar depende de muchos factores; entre otros del desarrollo de una negociación entre interlocutores válidos y de alta confianza y credibilidad, lo cual implica nuevos rostros con una propuesta alternativa a las políticas del Gobierno.

Una nueva orientación del Gobierno que inicie la solución de los problemas estructurales de Venezuela, abandonados porque no se tenía la visión de un Estado democrático que promueva y fomente, en conjunto con los diferentes factores del sector socioproductivo, un real incremento de la producción y la productividad. Esa negociación debería darse, cualesquiera sean los escenarios y condicionantes, porque es la salida razonable y honorable para la partes en conflicto. Cualquier otro escenario, una confrontación armada, por ejemplo, está descartado. Somos gente de paz, de justicia y de libertad; de compromiso.

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