Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 14 de febrero de 2016

El estallido país, Simon García

El actual Gobierno estalló en fracasos. Los indicadores para medir la situación del país no sólo están en rojo, sino que varios de ellos son los peores del mundo. Así ocurre con los homicidios, la inflación o la corrupción.

Los resultados refutan tanto al Gobierno como al régimen institucional y económico que nos impone mediante una concentración ilegal de todos los poderes y de todos los niveles de gobierno en un hombre o una minicúpula. Un modelo distinto y opuesto a lo universalmente aceptado como democracia.

Pero al desmantelarla el Gobierno zigzaguea entre desconocerla y jugar dentro de ella, cuando presiones o conveniencias lo hace inevitable.

Un péndulo que registra la ofensiva contra la democracia y a su vez, la fuerza que aún conserva.

La memoria democrática históricamente adquirida por el país es una franja de seguridad que ha impedido su eliminación. También la resistencia social debido a la sobrevivencia activa de espacios democráticos en organizaciones, movimientos e instituciones como los partidos, los estudiantes o la iglesia.

Pero al reducir la democracia para instaurar autoritariamente un modelo económico estatista, el régimen ha perdido gobernabilidad. La Desaparición de Chávez lo despojó de poder simbólico y del liderazgo carismático. La caída de los precios del petróleo mostró el error de pretender sustituir a los sectores empresariales y al capital privado a fuerza de economía de puertos. Las elecciones del 6D pusieron en evidencia que perdió el apoyo de la mayoría y que va a continuar ampliando la contradicción entre sus políticas y el mantenimiento de ínfimos de calidad de vida de la población.

¿Qué le queda al Gobierno? La burocracia ideológica que sigue justificando el colapso con dogmas de fe, su fiel burocracia dependiente y una macolla de privilegiados que está conectada al aparato del Estado para apropiarse de la renta, vía autopistas de corrupción o para desnaturalizarlo incrustándole una red de enclaves vinculados al narcotráfico. Estos tres componentes se han desparramado en un entresijo con puntos de coincidencia y de contradicciones que esparcen incoherencia y fragmentación.

Un aspecto polémico y que no tiene aún respuestas convincentes alude a la situación en la Fuerza Armada, puesto que ella concentra, aunque ya no monopoliza, la mayor capacidad para usar la violencia. Su potencial de institucionalidad sigue siendo una incertidumbre. Lo cierto es que a Maduro se lo comió la crisis. Su Gobierno es un cascarón que agoniza. Llegó a su nivel de incompetencia en las alturas y recibe un rechazo cada vez más fuerte de los de abajo que "ya no quieren ser gobernados como antes".

Cada día que pasa hay un venezolano que tiene que escoger entre seguir a Maduro o salvar al país.

La dura conclusión para evitar que ahora la crisis se trague al país está en boca de todos. El PSUV debe admitirlo y proponer a las fuerzas de la MUD una solución pacífica, constitucional y progresista para comenzar a revertir la situación. Si la presencia de Aristóbulo en la Vicepresidencia tiene la intención de una exploración en esa dirección, sería el momento para hablarlo con claridad. Las propuestas que Henry Ramos prometió para dentro de seis meses necesitan ser aceleradas.

La Asamblea Nacional, la MUD y las organizaciones de la sociedad civil deben debatir y actuar para acumular el máximo de apoyos posibles para que el soberano tome la decisión sobre la permanencia o el retiro del actual presidente.

Hay que cambiar para que Venezuela no estalle.

http://www.talcualdigital.com/

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