Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

jueves, 5 de enero de 2012

"... Que en mi país la gente viva feliz..."

El resultado electoral de octubre y sus consecuencias depende de la conciencia y la presión ciudadana

Tomo el título prestado del final de uno de los más hermosos poemas de Mario Benedetti para dar la bienvenida al año 2012. Un nuevo ciclo calendario marcado por grandes expectativas electorales. Comenzando con el round de febrero entre los candidatos de oposición, siguiendo luego con el torneo por la Presidencia de la República en octubre, para continuar con la elección de gobernadores de estados en diciembre. 

Será sin duda la elección de octubre la que ocupe toda la atención del año. El Gobierno pondrá en movimiento todas sus ocurrencias para levantar ilusiones, mientras hará todo lo posible por escamotear la terca realidad que no se deja esconder. El candidato de oposición la tendrá muy dura para abrirse paso en esa carrera en la que tendrá que competir con quien tiene todo el control de los recursos del Estado, además de una gran capacidad de seducción. 

La percepción generalizada sobre la centralidad de este acontecimiento responde a lo que está en juego. Y eso no es otra cosa que la misma democracia, o mejor dicho, lo que queda de ella. Si Chávez gana su gran tentación será acelerar la marcha hacia una mayor radicalización de lo que él entiende como su proyecto socialista, con la consecuente aniquilación de quienes son vistos como enemigos de esta línea. Si la oposición vence, tiene que sortear dos obstáculos, expresados por quienes desde dentro de sus propias filas piden venganza como prioridad, así como por aquellos que en la acera de enfrente no están dispuestos a reconocer a sus representantes como legítimos triunfadores de la consulta electoral. 

La única forma de romper este círculo es que cada una de las tendencias en disputa dé señales claras de que ningún resultado electoral supondrá la aniquilación del vencido. Que la pluralidad será reconocida y aceptada, y los derechos de quienes resulten minoría serán garantizados. Pero ambas promesas han de hacerse con la suficiente credibilidad como para generar una real confianza en el otro bando. 

Eso sólo será posible si la sociedad es capaz de exigirlo y reclamarlo con toda la contundencia necesaria. Lo cual supone la convicción entre los ciudadanos de que sólo en un clima de entendimiento es posible responder a los grandes problemas del país y encontrar senderos que nos conduzcan hacia el logro de metas queridas y ansiadas por todos. 

El resultado electoral de octubre y sus consecuencias depende de la conciencia y la presión ciudadana. De cuánto apreciemos efectivamente las reglas de juego democrático, de nuestra estima por el acuerdo mutuo y de la convicción de que sólo en el reconocimiento del otro podemos encontrar el camino adecuado. FRANCISCO JOSÉ VIRTUOSO |  EL UNIVERSAL

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