Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 22 de noviembre de 2011

Federación o descentralización / BALTAZAR GUTIÉRREZ


La forma de un Estado, según la mayoría de los autores, responde a un esquema simple: central o unitario y federal, según la concentración del poder esté ubicada en el plano nacional o en las provincias o departamentos. En un espacio intermedio se encuentra la descentralización política, considerándose como una evolución hacia una federación, esto es que progresivamente va a convertirse en una organización que por evolución, fortalecerá y afianzará las competencias estadales o de la provincia.

Sabemos que Brasil, Argentina, los Estados Unidos y México, disponen de una estructura federal que responde a los elementos básicos de la doctrina: diversidad de competencias políticas, financieras, normativas, de administración y de fortaleza hacia la reserva de los estados ante el poder nacional. Claro está que esos países tienen particularidades y grados de ejercicio de federalismo, según diversas variables.No obstante el núcleo básico de espacio de poder va hacia la periferia y no está en el centro. Ante una duda de otorgar una materia, se inclina a lo estadal.

La fórmula de Venezuela se refiere a un federalismo descentralizado, lo cual resulta contradictorio, pues ya sabemos la identificación de ambos conceptos.

O de cómo la federación conforma una fase de descentralización completada, que alcanzó su máximo grado. De ahí que la denominación es redundante y equívoca, pues una engloba a la otra, en la visión más sana y elemental.

En los países citados sería inconcebible admitir que se está en algo parecido a lo que asienta la Constitución nuestra, pues el calificativo es inútil o innecesario. La fórmula federal se orienta, como es de suponer, en una evolución o en una partida de nacimiento histórica.

El hecho de que la distribución de las competencias y la concentración del poder en el plano nacional ha negado en la práctica institucional la fórmula federal, no significa que hemos tenido ésta, sino por el contrario, un creciente centralismo negador del poder distribuido y equilibrado.

Incluso la fórmula nuestra dista de ser federal en la concepción primaria, pues las materias legislativas son reguladas por el poder nacional o central. Este concentra los recursos financieros y los administra. Los estados carecen de un poder tributario fuerte, aunque la Constitución les otorga ciertos ingresos propios. El esquema incluso da por resultado un municipio con mayores tributos que los estados. Sin embargo, los ensayos de servicios públicos descentralizados han sido más eficientes que los nacionales.

Una comparación desprejuiciada así lo revela, a pesar de no contar con recursos suficientes y oportunos ­sólo apuntalados por el situado constitucional­ las metas son percibidas por el ciudadano, quien siente a las autoridades más cerca y con mayor responsabilidad. Sigue el Ejecutivo Nacional concentrando los ingresos de todos los estados.

O los distribuye incompletos, con insuficiencia y desequilibrio. No somos un estado federal y nos aproximamos a uno descentralizado con fuertes limitaciones y obstáculos. Tal Cual digital