Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El debate quebrao Por Douglas Zabala

El último que con mucha insistencia y con una gallina debajo del brazo solicitó un debate hasta quedar sin alas y con el pico bolo, fue Arias Cárdenas, quien le cacareaba como gallo pataruco a su hermano del alma: ¡Cobarde! ¡Cobarde! ¡Cobarde!   Ven cobarde, vamos a debatir. 

Ahora si de debate se trata, los que iniciaron esta manía democrática, de irse a decir sus cuatros verdades y de paso explicarle a la gente como piensan resolverle los problemas a los que sirven de espectadores, fueron Rafael Caldera y el amigo invisible Arturo Uslar Pietri, cuando también cansados de convocar a debate al triunfador de Raúl Leoni, terminaron debatiendo entre ellos mismo por los días de 1963, en la segunda campaña electoral de los tiempos cuarto republicanos.

Quienes en su oportunidad  y viéndose triunfadores nunca aceptaron ir a debates fueron Romulo Betancourt,  Carlos Andrés Pérez y sorpresivamente Luis Piñerúa Ordaz, que engreído por  la condición de ser candidato de gobierno, rechazó disertar con un Luis Herrera Campins, quien a la postre le propinó certera derrota.  Otro gallo cantaría con Jaime Lusinchi, ya que con su risita de Mona Lisa atrajo al circunspecto Rafael Caldera Rodríguez, a aquel debate donde a punta de ironías y burlitas lo sacó de sus casillas y le arrebató la posibilidad de volver a la silla presidencial.

Otros que se mataron en los tiempos de la democracia representativa por ir a debate pero nadie les paró, fueron los hasta hace días precandidatos Oswaldo Álvarez Paz y el tigre Eduardo Fernández.  Por esa misma trocha caminaron Américo Martin, Teodoro Petkoff, Luis Beltrán Prieto Figueroa y el sempiterno candidato de la izquierda rojita José Vicente Rangel.  

Pero los que si corrieron mejor suerte y para asombro de viejos distraídos y jóvenes recién metidos en estas lides, fueron Claudio Fermín y el mismísimo Hugo Chávez, cuando después de haber sido plantados por la bella Irene Sáez y Salas Romer, resolvieron generar un debate entre ellos mismo, ante las cámaras del canal del imperio CNN.

Propiamente la puesta en escena por la MUD con Pablo Pérez, Capriles Radonski, Leopoldo López, Diego Arrias y Corina Machado, no fue un debate, pero si un gran  avance en la recuperación sin retorno, de una imagen vapuleada por el oficialismo con los epítetos de golpista y anti democrática.

Determinar quien avanzó o retrocedió en estas primeras escaramuzas del combate no es lo más relevante.  Lo significativo a partir de ahora es continuar  democráticamente por el camino escogido, promoviendo y consolidando esta gran alianza nacional, que con o sin debate,  produzca la derrota definitiva del que por más de una década se ha empeñado en mantener con los venezolanos un debate quebrao.