Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 10 de septiembre de 2011

A LA ORILLA DEL LAGO / Jesus Barboza

Al comienzo de la adolescencia tuvimos que mudarnos a la orilla del lago, en aquel antiguo  hato de las tias ,con amplios playas bordeadas por cocoteros y orillas, de donde colgaban  frondosos arboles de uva de playa. Para los tres hermanos, todo era nuevo , comenzando con que desconocíamos lo mas importante para sobrevivir. NADAR, luego  muchas horas de tirar brazadas y chapoteos, logramos hacerlo.

Posiblemente , la primera lección recibida  fue , que debíamos aprender a hacer las cosas por nosotros mismos ,asi, observamos  como Zulia , entrado en años , con el sudor corriendo por todos su frente y cuerpo, sin camisa y hacha en manos, construía a solas la canoa de madera que al final fue llamada " la cachetona " , el hacha corta   daba forma a la quilla , pedazo de madera que comenzaba en la proa y terminaba en la popa y al final, las tabla que las cubrían eran unidas por el calafateo con estopas y breas untadas que se introducian a punta de una madera  y un mazo del mismo material,  la terminologia  utilizada anteriormente, era desconocida  para nosotros , por lo que debíamos repetir los términos a cada momento para no olvidarlos . Aprender a pescar fuer una nueva e inolvidable lección necesaria de hacer para capturar aquel alimento que se desplazaba  en forma de pez y  camaron  para la comida diaria , la Tia mayor nos enseño la forma fácil de hacerlo, un currican atado a un palo que terminaba en un gancho doblado llamado anzuelo que tenia una sardina ( abundante en el lugar) y una piedra como plomada , lanzado  al amanecer,  al poco rato era templado   mar adentro  mientas ella , corria  hasta que lo sacaba de la orilla, algunas veces, la ensarta era de bagres cabezones o rayados con largos bigotes.

Dia a dia aprendíamos a madurar y entender que la vida no es tan fácil como cuando son los padres los que cubren nuestras necesidades, tomar un transporte para marcharnos a la escuela, fue una de las cosas mas dificiles de aceptar , solos, subíamos en aquellos buses, en silencio, mirando hacia el suelo de madera como para no molestar a los otros pasajeros, que a partir de los próximos viajes se convirtieron en  nuestros  compañeros de viaje, algunas veces, desde la orilla veíamos, alla afuera donde la vista se pierde, el paso del largo  barco petrolero o las canoas  que partian a la faena aprendimos los peligros del lago y tuvimos que respetarlos , que existen corrientes  que arrastran lo que consiguen en su paso , y bajitos seguidos de pozones donde las corrientes arrastran al que se atreve a pasarlas, que el viento soplaba algunas veces de norte a sur y otras en sentido contrario, lo cual era aprovechado para poner la pequeña lona que hacia de vela o pescar al arrastre , que las mareas bajaban y subían, que las mejores horas de pescar eran la noche o el amanecer , cuando el agua  aun no había calentado por efecto del sol y que el pescado sacado en luna llena, de no tenerlo dentro del agua  ,se ponía "manio". Subir  una mata de coco  fue una lección que no aprendimos , a pesar que Victor de la misma edad trepaba aquellos troncos  con facilidad y algunas veces bajaba mas rápido cuando tropezaba con un avispero entre las palmas , entendimos que debíamos respetar la naturaleza ,  al querer golpear dos avejones negros   esto se lanzaron en picada como dos  guerreros sobre mi pierna dejando sus aguijones clavados  , después de soportar el dolor,  caer en el catre con fiebres elevadas , entendimos , que debemos ser cuidadoso en el trabajo cuando al querer atrapar un bagre largo y con afiladas, pues este salto y se clavo en la mano del hermano , atravesandola , que era necesario escuchar las lecciones de los mayores ¡cuidado¡ decían, cuando entren en la playa arrastren los pies en la arena y no a saltos,   la raya que sintió el peso de mi pie, movio su cola como un latigo y clavo su larga afilada y venenosa pua en mi dedo gordo , después de soportar aquellos rayos que recorrían la pierna hasta llegar a los testiculos,  mordiendo un  pedazo de tela para no gritar,    camine por meses , con un zapato y una chancla, lección dolorosa . La fuerza de la naturaleza se hacia presente cuando era necesario, la altura de las olas en pleno chubasco y el estruendo de aquel chorro de agua que en forma de espiral se levantaba de estas para perderse en las alturas que corria  velozmente en dirección a la tierra , con las mujeres rodilla en suelo y con los rosarios en la mano rogando " señor, que la manguera no salga de las agua", nomas tocar arena, se devolvió pero en su regreso saco  altas matas de coco de raiz cuyos sonidos acompañaban a los truenos y relámpago. El silbar de los turpiales, y gonzalicos acompañados por el curucucu de las palomitas y el aleteo del  sancalargo  anunciaba la llegada del dia,  junto con los gallos y las chiritas, dificil de ver por su tamaño, algunas veces  se acercaban  a tomar agua en las orillas mientras miraban arriba,  porque  que la tijereta podía  desviar su objetivo o los buchones pelar el cardumen.  Vivir a las orillas del lago de Maracaibo era una lección  que permanecia hasta el fin de los fines.

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