Lo que está planteado para el 2012 es producir un gran viraje en la vida nacional. No es una simple transferencia de mando, de cambiar un presidente por otro dentro del régimen republicano. Nada de eso se vislumbra en el horizonte medio. Y por eso es indispensable hablarle claro al país.
En primer término estamos en presencia de una obsesión continuista del autócrata que no se cansa de repetir que aspira a mandar más allá del 2031. No es un detalle cualquiera esa insistencia dirigida a crear una matriz de opinión. No quiere aprender de lo que está sucediendo en el norte de África y en el Medio Oriente, donde son derrocados sus amigos dictadores. La mentalidad de Chávez queda reflejada en su actitud ante la masacre contra el pueblo sirio y su antihistórica actitud ante su amigo Gadafi.
En segundo lugar, las declaraciones del autócrata llenas de soberbia cuando expresa, y le siguen sus generales, no reconocer una victoria electoral de la disidencia. Hemos dicho que existe el suficiente músculo democrático y popular, junto con los militares institucionalistas, para derrotar a los usurpadores.
Experiencias sobre esta materia existen: en Nicaragua con la Chamorro y Daniel Ortega; en Chile, con Pinochet y la Concertación.
En Venezuela en los primeros días de enero del 58, cuando los altos oficiales le dijeron al dictador "hasta aquí lo acompañamos". El "Turco" Casanova, Oscar Tamayo Suárez y Romero Villate son ejemplo de ello. No se puede manejar una institución como si fuera un atajo de incondicionales que no están informados de lo que sucede en nuestro país y el mundo y cómo la tendencia mayoritaria es hacia la democracia.
En tercer lugar, se trata de un cambio de régimen, y en lo económico establecer, de acuerdo con la Constitución, una economía mixta: estatal, privada nacional y privada extranjera. Defender la propiedad privada, la iniciativa privada. Crear riqueza para repartir riqueza. Enfrentar al desempleo y a la pobreza no sólo con subsidios, sino con empleo bien remunerado.
Abordar el grave tema de la inseguridad personal y sus secuelas penitenciarias y de la justicia, de manera creativa, con justicia expedita, con personal especializado en materia penitenciaria y una policía depurada y bien pagada.
Es un gran cambio que buscará el reencuentro de los venezolanos y venezolanas.
Que desterrará los odios inoculados en el debate político entre venezolanos con diferentes opiniones, religiones e ideologías.
"Ningún hombre puede, aunque quiera, conformar su fe a los dictados de otro hombre" ( Carta sobre la Tolerancia, de John Locke).
Venezuela necesariamente tendrá que entrar a vivir una nueva etapa, más desarrollada. Recordaremos estos tiempos como una pesadilla. El despertar será una nueva realidad. No será fácil. Viviremos turbulencias en el poschavismo. Pero ello serán fenómenos naturales que dominaremos, y enrumbaremos la nave hacia puerto feliz. Esto se logra con coraje, firmeza, seleccionando un candidato de unidad, una propuesta de gobierno de unidad en el poschavismo. La unidad nos hace fuertes, por eso hay que cuidarla y robustecerla. Estamos en la ruta correcta. Aun cuando paralelamente existan otros ruidos, otros planes.
Venezuela no sucumbirá a la violencia, a choques sangrientos. Si se intentan serán también derrotados. La paz es la garantía para emprender un poschavismo en unidad y con metas muy claras.
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