Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 31 de octubre de 2010

Mayoría y alternativa / SIMÓN GARCÍA

El empate del país se comenzó a resolver el 26 de septiembre. Las tendencias indican cuál corriente crece y cuál declina. Pero la nueva mayoría se conformó por rechazo a lo que no se quiere. Una condición negativa que la limita. 

La escena política cambió

Aunque el gobierno se empeñe en aparentar lo contrario, se ha colocado a la defensiva. Está atrapado entre insistir en lo que produjo su rechazo o acometer rectificaciones que abrirían roces con sus sectores radicales. 

Es cierto, aún le queda Estado, ventajas de toda clase y la apuesta final a la política carismática, mezcla de espectáculo e ilusiones, del Presidente. Pero su proyecto es retractivo. 

La gente adquirió más confianza para reclamar el desamparo o refutar las arbitrariedades. Intuye que se ha iniciado un desplazamiento, difícil de revertir, hacia un sistema de vida distinto al que se impone desde Miraflores. La protesta y la inconformidad en sectores que levantan el paraguas rojo, con visible menor apego, ilustran la pérdida de piso popular. Ninguna fuerza puede presentarse hoy como centro hegemónico del país. Esa función la perdió el gobierno y aún no la ha conquistado el movimiento democrático. 

Mayorías sin hegemonía las habrá también en el seno de la mesa de la unidad

Circunstancia que obliga a valorar los aportes, no sólo cuantitativos, que cada una de las organizaciones puede dar. Y que exige encontrarse con los que vienen del campo oficialista. 

La sabiduría de la mayoría ha comenzado a practicar abajo lo alternativo: la confrontación de proyectos rivales en medio de la convivencia entre sus defensores. 

Y la prioridad de la lucha por resolver juntos problemas comunes del presente, sin abandonar sus diferentes concepciones sobre la organización de la sociedad. Aún están por acordarse los objetivos de una nueva conducción del país, más allá de medidas iniciales sobre economía o convivencia democrática. ¿Cuál es la oferta para el venezolano tradicionalmente subordinado y excluido de los procesos de avance económico? ¿Qué modelo de justicia social se adoptará? Hacerse una alternativa, algo indispensable si se quiere habilitar futuros deseables, es más complicado que voltear la tortilla. 

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