El último libro tiene la propiedad de responder a tantas preguntas como queramos hacerle. En la pluma de un ateo prodigioso, Premio Nóbel de sangre Latina, llamado José ocurre la transformación de una novela en manual de sabiduría, posiblemente otro milagro del Jesús que logro elevar con palabras hasta convertirlo en hijo de Dios. El Evangelio según Jesucristo, tuvo que ser escrito para que millones de hombres consiguiéramos la respuesta al porque aquel líder de multitudes, fue utilizado para dividir a los hombres entre salvados y condenados. Saramago logra que Jesús de Nazaret exclame,mirando al cielo, con un razonamiento exclusivo de una Rey que comprende en el momento que ha sido utilizado ¡ Hombres , perdonadle, porque el no sabe lo que hizo!
Confieso que yo siembre vi a Saramago como a un pensador comprometido con la izquierda.
ResponderBorrarMe llamo mucho la atención, por la polémica religiosa y política, que rodeó sus obras y su vida, la censura de la que fue víctima en los años noventa. Por la estela de polémica que dejaron su marcada militancia comunista y sus ácidos comentarios políticos.
Tengo recuerdos recientes, de dos de sus libros de mayor carga religiosa, "El Evangelio según Jesucristo" (1991) y "Caín" (2009), marcan un hito en la percepción, en su nativa y católica Portugal, del irreverente novelista.
Con la primera, un libro denostado por políticos e intelectuales católicos lusos y hasta por el Vaticano. Con la segunda apenas cosechó comentarios de indiferencia.
Otro hecho noticioso que recuerdo, fue cuando Saramago se sintió censurado, cuando la presentación de su obra a un premio europeo, fue vetada desde el Gobierno conservador de la época, que presidía el hoy jefe de Estado portugués, Aníbal Cavaco Silva.
Es muy difícil, no recordar a Saramago, cuando en su obra Caín, calificó al Dios de la Biblia de "mala persona y vengativo" y a las Sagradas Escrituras de "libro terrible y sombrío" y manual de "malas costumbres".
Llama la atención que entre la publicación de ambos textos, en Portugal, uno de los países más católicos de Europa, se habían aprobado ya las leyes más progresistas de su historia sobre el aborto, el divorcio y el matrimonio homosexual. No se hasta que punto la influencia de Saramago tiene que ver con este hecho.
A pesar de ser ateo militante, Saramago no pudo escapar a los valores cristianos, y dijo que "no hay un ateo absoluto, sólo podría serlo aquel que viviera en una sociedad en la que no hubiese penetrado Dios". "Dios y el demonio no están en el cielo ni en el infierno están en nuestra cabeza. Primero creamos a Dios y luego nos esclavizamos a él".