La característica principal de un culto según M. Rothbard es: "El dominio de un Gurú o Máximo Líder, quien también es el creador y el intérprete por excelencia de un credo que le es dado a los acólitos y al que deben entregar toda su fe y lealtad". La única o más importante cualidad para pertenecer y poder avanzar en el grupo es la absoluta entrega y adoración al Gurú, la obediencia sin cuestionamientos a su voluntad. Si el culto se hace extenso y con muchos miembros, se desarrolla una estructura jerárquica, donde cada uno de los encargados se ocupa del adoctrinamiento y la supervigilancia de los otros, las posiciones clave y de confianza solo se le otorga a un puñado de personas, los que han permanecido por más tiempo al lado del Gurú, preferiblemente relacionados por lazos de sangre, por crímenes cometidos o por vínculos de un juramento iniciático. Todos los cultos tienen básicamente dos metas muy clara: dinero y poder.
El poder se logra por la obediencia estricta a las órdenes y por sanciones psicológicas del grupo a miembros indisciplinados, siendo la peor de ellas, ser separados de la presencia del líder, un miembro de un culto tiene que tener al Gurú como parte esencial de su vida, esto se logra por la implantación de una ideología totalizante (entendiendo a la ideología en su significado Baconiano, como fuente de error, como ídolo fantasma, o en su acepción del siglo XVII, como simulación), que como bien apunta Karl Mannheim, puede llegar hasta substituir el aparato conceptual de la persona, mientras más ignorante o necesitada esté la persona por entregar su voluntad a una causa, o a un líder (necesidad esta que existe en personas desadaptadas o inmaduras) más fácil se hace llegar al núcleo de la convicción de esa persona y convertirla en un "creyente".
El dinero se logra por un flujo de capital que va desde la base hacia arriba, bien sea por donaciones, por actividades criminales o por trabajo, el culto se encarga de "colocar" a la persona en una posición desde la cual suministra el dinero al líder. La mayor parte de los cultos tienen un marcado componente religioso, aun cuando sean ateos en naturaleza como lo fueron los cultos a Stalin o Mao, tienen su liturgia, sus ritos y hasta sus ídolos menores de adoración, especie de santoral. La apoteosis de un culto es apoderarse del Estado y contar con todos los recursos y el poder de las instituciones para servir al líder, quien entonces cambia el flujo del capital y puede hacer daño a mucha gente cuando no hay sumisión absoluta.
Los cultos políticos son quizás los más interesantes y entre ellos, los que tienen un basamento marxista leninista; debido principalmente a las contradicciones en sus creencias, todo culto tiene un credo exotérico, hacia fuera, con el que atrapan a los incautos, con el que "enamoran" a los principiantes, es el credo público y oficial, y está el credo interno, la agenda oculta, solo para iniciados, es la doctrina secreta de los líderes y del sumo sacerdote. Estos cultos pregonan la Ciencia y la Razón como sus baluartes, denuncian a las otras religiones como falsas e interesadas, pero al mismo tiempo necesitan de ese elemento místico tan necesario para proclamar su infalibilidad.
Leer articulo completo en: Saul Godoy Gómez // El culto a Chávez
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