Los maracuchos están entre ustedes pero no son de ustedes.
Los maracuchos beben en la misma copa la alegría y la amargura.
Hacen música de su llanto y se ríen de la música.
Los maracuchos toman en serio los chistes y hacen chistes de lo serio. No creen en nadie, creen en todo.
No se les ocurra discutir con ellos jamás. Los maracuchos nacen con sabiduría.
No necesitan leer, ¡todo lo saben!
Los Maracuchos son algo así como el pueblo escogido, por ellos mismos.
Los maracuchos se caracterizan individualmente por su simpatía, inteligencia y en grupos, por su gritería y apasionamiento.
Cada uno de ellos lleva en sí la chispa de genios y los genios no se llevan bien entre sí, de ahí que reunir a los maracuchos sea fácil, pero unirlos es casi imposible.
No se les hable de lógica, pues eso implica razonamiento y mesura, y los maracuchos son hiperbólicos y exagerados.
Por ejemplo, si les invitan a un restaurante a comer, no les invitan al mejor restaurante de la ciudad, sino al mejor restaurante de la bolita del mundo.
Cuando discuten, no dicen: No estoy de acuerdo contigo sino: ¡Estáis completamente equivocado!.
Tienen tendencias antropófagas; así entonces: ¡Se la comió! es una expresión de admiración, y ¡Comerse un cable! es señal de una situación crítica.
Llamarle a alguien "guebonote" es un insulto más que lacerante.
El maracucho ama tanto la contradicción que le dicen "te estáis pudriendo" a las mujeres hermosas y "bárbaros" a los eruditos.
Los maracuchos ofrecen soluciones antes de saber el problema.
Para ellos nunca hay problema.
Ellos no entienden por que los demás no les entienden cuando sus ideas son tan sencillas y no acaban de entender por que la gente no quieren aprender a hablar como ellos.
¡¡¡Ahhh!!! ...los maracuchos...
No puedes vivir mucho con ellos, pero es imposible vivir sin ellos.
¡¡¡Orgulloso estoy de ser Maracucho...!!!
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