La concha es una sencilla técnica de escondimiento de los dirigentes frente a la búsqueda que de ellos hacen los gobiernos. Pero no por sencilla a veces deja de tener sus complejidades, para garantizar su eficacia. En este punto, habría que preguntarle a Pompeyo Márquez, quien estuvo enconchado durante nueve años, durante la última (¿o penúltima?) dictadura.
Sin tener la voz autorizada de Pompeyo, nosotros suponemos que lo más difícil debe ser "disciplinar" a la familia. En este punto parece que Manuel Rosales no tiene problema. Su esposa parece tener los guáramos para soportar este vía crucis.
El otro asunto que hay que resolver es el del "aparato de seguridad" que se debe tener para mantener al enconchado. Debe estar integrado por hombres de una absoluta discreción, y de un valor personal a toda prueba. Y el más importante, es el de la familia que debe recibir al enconchado.
Debe ser de una lealtad total, más bien pequeña y preferiblemente de cierta edad. Deben seleccionarse varias familias, en caso de tener que cambiar la concha por diversas circunstancias de seguridad.
Aquí damos por descontado el calibre del dirigente enconchado, cosa que suponemos en Manuel Rosales. Debe ser de una disciplina completa. Como la de otro enconchado famoso, Rómulo Betancourt. Este, por dos años, durante el régimen de López Contreras, hasta su expulsión del país a Chile, en 1939.
Y en esto toca decir para qué se debe aprovechar un enconchamiento largo. Rómulo lo usó para su formación intelectual. Aprovechó su concha para realizar un trabajo, que al decir de su biógrafo, el padre jesuita Arturo Sosa, "fue un verdadero portento intelectual, sin precedentes en Venezuela".
Escribió más de 600 artículos para el diario Ahora, desde su concha. Algo similar hizo Pompeyo Márquez, cuando escribió sobre economía y política diversos libros. Falta saber si Rosales tendrá esos arrestos intelectuales.
Pero la dictadura que ejerce en Venezuela Hugo Chávez Frías, ahora por todo el cañón, merece un abocamiento de sus mejores mentes en la interpretación del momento que vivimos, y un bosquejo de las salidas que debemos construir.
Tal vez en esa dirección deba orientarse el trabajo, desde la concha, que asuma Manuel Rosales, para darle un liderazgo completo y verdadero a Venezuela. Tal Cual digital
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