El próximo 23-N, los venezolanos tendremos una oportunidad excepcional de expresarnos democráticamente en la elección de alcaldes y gobernadores en todo el país. La herramienta fundamental para el ejercicio de esta voluntad lo constituye el voto personal, libre y consciente de cada uno de los electores.
El voto del 23-N será la expresión íntima del ciudadano sobre cómo quiere ver su ciudad y su estado. Con el simple hecho de pulsar una tecla en el tarjetón electoral, estaremos manifestando todo nuestro sentir -subjetivo y objetivo- sobre la realidad que nos circunda, y de manera especial, sobre quién queremos que nos gobierne o nos deje de gobernar. Yo disfruto enormemente de ese acto soberano, gratificante y emotivo del sufragio y lo vivo intensamente en los días previos y posteriores a su ejercicio. Nada ni nadie me puede impedir de su ejercicio.
Como ciudadano común, estimo que el voto representa un grito al mundo, de mis pensamientos y convicciones. Es definitivamente una experiencia única que nos proporciona la sociedad contemporánea que cree en la libertad, en el pensamiento plural y en el ejercicio de los derechos individuales.
En esta oportunidad mis ganas y deseos para votar se han incrementado a tal punto que quiero estar ya, en este momento, en mi centro de votación. Quiero expresar con todas y cada una de las células de mi cuerpo, que deseo vivir en democracia, que defiendo la autonomía de las regiones, que creo en la descentralización como un instrumento de desarrollo. Quiero expresar en la intimidad del liceo abandonado por la desidia oficial, que rechazo de la manera más categórica, el abuso de poder y el desprecio a las leyes por parte de quien nos mal gobierna y nos quiere imponer gobernantes del mismo talante. Quiero expresar que tengo candidatos que apoyo y que estimo tienen mis mismos valores.
En un momento en que el Presidente usa y abusa de todos los medios a su alcance para presionar a los ciudadanos a que le acompañen en su aventura hegemónica y autoritaria, y ha dejado a sus candidatos como secundones, es bueno recordar que el voto de cada uno de nosotros vale igual -uno a uno- que el del Presidente y que en la suma de todos los votos ciudadanos, podemos tener un saldo democrático que represente la elección de los mejores alcaldes y gobernadores. Ese es el reto hermoso que tenemos el 23 de noviembre mediante el ejercicio del voto. Pero además, necesitamos un cambio radical en nuestra actitud sumisa y pasiva frente a ese derecho -y obligación diría yo- que representa el voto. Y salgamos todos a ejercerlo, con la convicción que es nuestra voz y nuestra esperanza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario