En toda la región se ha producido un aumento del tráfico de cocaína mientras Estados Unidos ha dado prioridad a la lucha contra el fentanilo.
En toda América Latina, el resurgimiento de la cocaína está causando estragos, aterrorizando y matando a civiles mientras los cárteles luchan entre sí y contra las autoridades para producir la droga y pasarla de contrabando a Estados Unidos, Europa y más allá.
Casi ningún lugar se ha visto más afectado por esto que Ecuador, en la actualidad el mayor exportador de cocaína del mundo. Ecuador, que solía ser un centro de estabilidad, no produce cocaína, sino que sirve de ruta de tráfico para los grupos delictivos que operan en Colombia y Perú.
En 2022 y 2023, Ecuador estuvo a punto de caer en manos de un consorcio internacional de narcotraficantes: una alianza de cárteles mexicanos, grupos guerrilleros colombianos, mafias europeas y bandas locales. En esa guerra, Ecuador se encontró solo, mientras Estados Unidos se movilizaba para aumentar la ayuda y salvar a su aliado.
Funcionarios y analistas lo atribuyen en gran parte a que, en los últimos años, Estados Unidos había dado prioridad a la lucha contra el fentanilo frente a otras drogas. El razonamiento, según los funcionarios, era que las muertes por cocaína eran insignificantes en comparación con las sobredosis de opiáceos, y que los limitados recursos disponibles debían destinarse a combatir esas drogas.
Los reporteros de The New York Times viajaron por Ecuador este año y se integraron en la Marina del país para ver cómo esta alianza transnacional contra la droga ha afectado a la nación.
El cambio de enfoque de Estados Unidos de la cocaína al fentanilo ha ayudado a los traficantes de cocaína a prosperar en América Latina
Desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo en 2017 y durante el gobierno de Joe Biden, Estados Unidos se centró en la lucha contra el fentanilo, dejando espacio para el resurgimiento de los traficantes de cocaína, especialmente en Ecuador.
Como consecuencia, Ecuador se enfrentó a una inminente toma del poder por parte de grupos delictivos, lo que llevó a Estados Unidos a aumentar la ayuda militar al país. A pesar de esta ayuda, el gobierno de Ecuador sigue teniendo problemas para mantener el control, lo que ha provocado un aumento de la violencia y la inseguridad que no se veía hace unos años.
Los coches bomba aterrorizan a los civiles, y las bandas se enfrentan con frecuencia a los soldados. Los funcionarios describen una cultura criminal tan poderosa que los niños en edad escolar aspiran a unirse a las bandas.
El gobierno de Trump ha iniciado una agresiva campaña militar en la región, dirigida contra embarcaciones que, según afirma, trafican con drogas, pero no está claro si estas acciones tendrán un efecto significativo sobre el creciente comercio de cocaína. Tampoco está claro si ése es el objetivo de Washington; por el contrario, algunos funcionarios del gobierno han dicho que el objetivo de la escalada militar es en realidad expulsar del poder al líder autocrático de Venezuela.
Una alianza de grupos delictivos ha convertido a Ecuador en una ‘superautopista de la cocaína’
Históricamente, Ecuador se consideraba un centro de estabilidad en comparación con sus países vecinos. En 2009, se distanció de Estados Unidos al cerrar una base militar estadounidense. En consecuencia, la embajada estadounidense cerró su oficina militar y los principales esfuerzos de lucha antidroga del Departamento de Estado en el país.
Durante la primera presidencia de Trump, los cárteles mexicanos aumentaron su poder en el país al empezar a colaborar con grupos colombianos y bandas locales para traficar con cocaína hacia Europa y Estados Unidos. Estas colaboraciones también han dado lugar a alianzas con mafias europeas, según los funcionarios.
Tales alianzas han transformado a Ecuador en lo que los funcionarios estadounidenses denominaron una “superautopista de la cocaína”, ya que hasta el 70 por ciento del suministro mundial fluye a través de la nación.
“Muchos consideran que la cocaína es mala, pero no mala hasta matarte”, dijo Mike Fitzpatrick, embajador en Ecuador de 2019 a 2024. Dijo que en Washington algunos la consideran “un peldaño por encima de la marihuana”, lo que le resta prioridad.
Pero en Ecuador y otros países de América Latina, la droga ha vuelto a convertirse en el principal motor del terror y la violencia, matando y mutilando a civiles mientras se abría camino hacia compradores situados principalmente en Estados Unidos y Europa.
Las autoridades ecuatorianas afirman que los grupos delictivos parecen disponer de armas y fondos ilimitados
La Marina de Ecuador está muy implicada en la lucha contra el papel del país como centro de exportación de cocaína, pero se enfrenta a importantes obstáculos porque se ve superada por los grupos delictivos, según los funcionarios.
A pesar del aumento del gasto en seguridad, los oficiales de la Marina afirman que los grupos delictivos disponen de vastos recursos y armas, lo que complica sus esfuerzos. Los jóvenes empujados por la pobreza también son reclutas fáciles de las bandas, mientras que la formación militar lleva años. La corrupción está muy extendida, y las filtraciones han frustrado misiones anteriores.
“Se trata de una guerra existencial”, dijo Giovanni Davoli, embajador italiano en Ecuador, quien comparó la lucha con la de Italia contra las mafias. “Ecuador no es un narco-Estado, pero necesita ayuda”.
Maria Abi-Habib es corresponsal de investigación radicada en Ciudad de México y cubre América Latina.
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