Cuídate que nadie te odie con razón. Publio Siro.
En el país se ha venido atizando la prédica del odio. Resulta difícil entender las razones abyectas que impulsan a quien Dios coloca en posición privilegiada para hacer el bien y lo que hace es tratar de inocular el veneno de su espíritu resentido al cuerpo social. El diccionario de la Real Academia define el odio como “aversión a una persona o cosa cuyo mal se desea”.El ejercicio de la política, en cambio, debe procurar hacer el bien.
Se le hace mucho daño a un país y a su pueblo inculcar el odio a quienes le siguen en contra de los que no, provocando una desgarradura del amor entre los ciudadanos. El Dr. Alfonso Avila Mayor en su ensayo titulado “El odio, realidad pro-existencial vs. pasión humana destructiva”, manifiesta que “cuando temerariamente los tiranos concitan el odio en los pueblos, tardíamente se dan cuenta que la pasión generada en las masas oprimidas se vuelca contra ellos y los derrocan.”
El odio, dice el Dr. Ávila “es un sentimiento contrario al amor, a la solidaridad humana, a la amistad y como veneno del propio espíritu, una amenaza permanente para el odiado. La expresión típica del odio se manifiesta en el ensañamiento, aún cuando se considera un acto de cobardía ensañarse con los demás escudado con el control de todos los poderes del Estado. Justamente esa obsesión desmedida por el poder hace que se sientan siempre amenazados y los lleva a sentir un odio patológico que los impulsa al deseo violento de aniquilar a quienes consideran que quieren quitarles el objeto de sus deseos. Carlos Gurmendez, citado por el Dr. Ávila, dice que los odios muchas veces parecen inmotivados y por eso son absurdos, pero en realidad presentimos y sentimos un peligro.
El régimen irresponsablemente sigue avivando las llamas del odio. Lo hace con soberbia y con placer. Un odio tan estéril como infecundo, lo cual nos lleva a un proceso acelerado de pérdida de valores sin crear nada a cambio. Un odio -como dice el Dr. Ávila-satánico, ciego,negativo y estúpido que nos ha metido en una encrucijada y en un abismo sin salida. No obstante, es recomendable atender las advertencias de Omraam Aivanhov quien dice: “que cada uno de nosotros debe saber cuándo manifestar la indulgencia y cuando el rigor porque sobre este equilibrio está basada la vida en sociedad” El ser humano siempre llega a sentir odio contra todo lo que lo oprime.
No obstante, debemos tener serenidad y paciencia y guardar el equilibrio entre la razón y la emoción, porque la razón si gobierna sola dice Gibran- es una fuerza que limita y la pasión sin guía es una llama que arde hasta su propia destrucción. Los verdaderos cristianos debemos enterrar la prédica del odio e invocar la reconciliación a quienes la deseen. Esperemos que los radicales del Chavismo no se equivoquen y pretendan aplicar la política de tierra arrasada ante el inminente derrumbe de su propia existencia, pero que los ultra contrarios no se dejen aconsejar por el desespero o la impaciencia tratando de precipitar acontecimientos indeseables e inconvenientes para el país.
Sincerémonos, al chavismo no lo odiamos, pero tampoco es lo que queremos; lo hemos adversado y combatido y lo seguiremos haciendo porque es mucho y muy profundo el daño material y espiritual que ha hecho a la nación y a los que en ella vivimos. Dicen que los tiempos de Dios son perfectos y que la ansiedad es hija del miedo y hermana de la angustia; pero la mentira no debe seguir la primera fuerza que nos dirija. Sabemos científicamente que el cerebro de los embusteros no es normal y estamos hastiados de tanta hipocresía y de tantas mentiras.
nevillarin@gmail.com

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