Cómo venezolano celebro el premio Nobel de la paz concedido a María Corina Machado.
Es un reconocimiento planetario que la honra y merece por la persistencia en sus luchas, por su papel en la victoria electoral del 28 de julio y por haber conseguido una enorme empatía con un pueblo que desea cambios en paz.
Veo en el premio dos significaciones más. Expresa una condena al autoritarismo y a las violaciones que comete el régimen con los derechos humanos de sus opositores. Y es también un aliciente a los que comparten su visión de lucha y a los que tienen estrategias diferentes hacia la vigencia de la Constitución, la necesidad de conductas despolarizadoras y un discurso de transición presidida por los valores de cambio, democracia, reconciliación, convivencia y justicia.
El premio Nobel le ofrece una extraordinaria posibilidad a María Corina Machado de conducir una política que haga viable la negociación sin invasión militar y sin propósito de liquidar a quienes hoy ejercen de facto el poder.
Ojalá que cómo líder de la oposición mayoritaria pueda restablecer y abrir coincidencias con otras expresiones de la oposición realmente existente.
Comprendo los reparos y desacuerdos de algunos opositores con la decisión de los noruegos. Algunos de ellos los comparto.
Pero es momento para tener sentido de realidad y mostrar la amplitud y altura de miras que pedimos a otros.
Por ahora hay que mantenerse en lo que observo como principal:
1. Lograr detener la amenaza de invasión.
2. Unirnos también en las iniciativas por la libertad de los presos políticos y la acentuación y extensión de medidas gubernamentales como el derecho a la visita.
3. Favorecer el retorno a los acuerdos internos aunque sean parciales y a la negociación con el presidente Trump.
4. Pedir a las direcciones de las fracciones minoritarias que aborden unas definiciones mínimas y que compartan unas iniciativas concretas, al margen de las abundantes diferencias que nos hunden.
https://www.costadelsolfm.org/
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