FUEGO
Si pudiera amarte en el combate
sería como incendiarnos en la refriega.
Sólo verán la llamarada.
Nadie nos ve, pero entre tú y yo todo
es accionar militante.
Amarte en secreto es mi cálida lucha.
Ven ahora y arde conmigo.
Que nunca descubran cómo
apagar nuestro fuego
ni la chispa que incendiará
la rebelión esperada.
REFUGIO
Donde otros ven zozobra,
yo encuentro mi escondite.
Y si tus brazos no pueden,
entonces seré yo quien los abrirá.
En marchas anteriores anduve
con el que nos entonaba
entre guitarra y consignas.
“Yo no me quedo en mi casa
porque al combate me voy”.
Ni tú ni yo deberíamos quedarnos.
Pero entre el acecho enemigo
y la incertidumbre escojo tu refugio.
Desde este refugio tú y yo
anunciaremos las nuevas alboradas.
LIBRES
Donde está la odisea
de no detener el sendero.
Hoy mismo cuando amanezca
estaremos lejos de la partida.
Termina ya de alcanzar tus
sueños rotos en otras latitudes.
Ya no hay tiempo de espera.
Antes del anochecer diremos
de donde sacamos fuerzas
para regresar y ser libres.
ESPERAR
Allá arriba en la montaña
siguen las huellas de mis pies descalzos.
Los sudores de los que van distante.
Estos parajes no me olvidan.
Saben que llevamos sueños rotos
y manos cansadas de esperar.
De aquí nos están echando.
Aquí también nos persiguen.
Ha llegado el segundo en punto.
Pisaremos el suelo conocido
de mi Barrio y de mi esquina
que ya se cansó de esperar.
CAMINOS
Se fueron un día.
Vienen de marchar,
firmes e incansables.
Ahora traen
corazones valientes,
tejedores de futuros,
en caminos presentes.
Han llegado de nuevo,
comprometidos con el
futuro que traen
bajo sus nuevos caminos
aprendidos.
Traen en sus pasos la memoria
de lo que fue lucha y esperanza.
Y en sus voces resuena el eco
de una tierra que nunca se cansa.
Sus huellas dibujan promesas
sobre el polvo que los vio partir.
Y cada paso que ahora dan
es semilla que vuelve a latir.
No vienen solos ni vacíos,
traen saberes, cantos y heridas.
Son raíces que se han movido
para florecer nuevas vidas.
El sol los mira con respeto,
la lluvia bendice su andar.
Tomado de mi libro “Silente, Distantes, Libertarios”.
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