
Con el inicio del año escolar 2025-2026 a la vuelta de la esquina, los docentes venezolanos han intensificado sus protestas contra las condiciones precarias que enfrentan y la decisión del gobierno de adelantar el comienzo de clases al 8 de septiembre.
El gremio educativo, respaldado por la Federación Venezolana de Maestros (FVM) y el Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema), entre otras organizaciones de lucha laboral, clama por soluciones a una crisis que amenaza con profundizarse.
A continuación, los principales reclamos que resuenan en el sector:
Rechazo al inicio anticipado de clases: Los docentes denuncian que el arranque del año escolar, fijado por el ministro de Educación, Héctor Rodríguez, para el 8 de septiembre, incumple el Reglamento de la Ley Orgánica de Educación, que establece el inicio en la segunda quincena de septiembre, específicamente el 16.
“Nos están robando los días de descanso que nos corresponden por ley”, afirmó Hilda Peña, secretaria general de Sinvema. El gremio exige respetar el calendario legal, que garantiza 60 días hábiles de vacaciones.
Salarios dignos para vivir: Con sueldos que apenas alcanzan los 329,85 bolívares (unos 30 dólares al mes, con bonos incluidos), los educadores aseguran que no pueden cubrir ni la mitad de la canasta básica, cuyo costo supera los 500 dólares para una familia de cuatro personas.
“Trabajamos por vocación, pero no podemos comer vocación”, expresó por su parte, Carmen Teresa Márquez, presidenta de la FVM. Los maestros piden un ajuste salarial inmediato, la reactivación de prestaciones sociales y la actualización del contrato colectivo, paralizado desde 2022.
Basta de persecución laboral: En varias regiones, los docentes reportan suspensiones de sueldos sin justificación, medida que afecta a unos 40.000 educadores, según estimaciones sindicales. “No podemos trabajar con miedo a que nos castiguen por exigir lo que es justo”, señaló la ONG sindical Fordisi. El gremio demanda el cese de sanciones arbitrarias y garantías de estabilidad laboral, especialmente para quienes se sumen al inicio legal del 16 de septiembre
Escuelas en ruinas: Las condiciones de los planteles son otro grito de auxilio. Se estima que el 60% de las escuelas públicas carecen de servicios básicos como agua y electricidad, y muchas presentan techos rotos o salones inhabitables. En Guárico, por ejemplo, algunas escuelas sirven como albergues para familias afectadas por inundaciones, lo que retrasa aún más el inicio de clases.
Carmen Teresa Márquez alertó que, aunque el Ministerio de Educación informó sobre la rehabilitación de 300 planteles y la inauguración de 30 escuelas, la cifra «es casi nada frente a las 26.000 escuelas púbicas del país, la mayoría en muy malas condiciones».
Frenar la deserción de estudiantes y maestros: La deserción es una herida abierta. Cerca de 3 millones de niños y adolescentes han abandonado las aulas, según datos de la encuesta Encovi, mientras que el déficit de docentes alcanza los 25.000, con materias como matemáticas especialmente afectadas. “En mi escuela, un solo profesor da clases a tres grados distintos porque no hay personal”, contó Ana Torres, maestra en Valencia. Los docentes exigen programas de formación y mejores incentivos para retener a los educadores y atraer a los estudiantes de vuelta.
Seguridad social y calidad educativa: La falta de acceso a servicios médicos y beneficios laborales también golpea duramente al gremio. Además, los maestros alertan sobre el deterioro del aprendizaje: estudios de la UCAB revelan que los estudiantes venezolanos apenas alcanzan 10 puntos de 20 en comprensión lectora y matemáticas. “Sin recursos, sin apoyo, no podemos garantizar educación de calidad”, agregó Márquez.
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