Relación entre EEUU y Miraflores: entre la ambigüedad y el pragmatismo 
Relación entre EEUU y Maduro se ha limitado a acuerdos concretos

En su política hacia Venezuela, los seis primeros meses de la gestión de Donald Trump han transcurrido en un ir y venir entre endurecimiento y flexibilización de sanciones, salida y regreso de Chevron, deportaciones de migrantes y hasta intercambios de prisioneros.

La política del gobierno estadounidense hacia la administración de Nicolás Maduro se mantiene ambigua y errática por las mismas posiciones divergentes dentro del equipo y colaboradores de Trump, pero con demostraciones de pragmatismo, especialmente en el área económica, destacan expertos en relaciones internacionales y diplomacia consultados por Efecto Cocuyo. 

“Es una relación muy limitada, pero donde hay canales de comunicación operando. No hay la intención de recomponer profundamente la relación, sino pragmatismo de ambas partes de concretar y ejecutar una serie de acuerdos muy limitados conforme a sus intereses”, observa el experto en derecho internacional y diplomacia, Mariano de Alba. 

De Alba subraya que para el gobierno de Trump es esencial que sigan las deportaciones de migrantes a Venezuela, mientras que para Miraflores el interés es mostrarse como un “actor racional” que está dispuesto a hacer negocios con los recursos naturales del país, siempre y cuando -sostiene- se pongan los reclamos por la restitución de la democracia y los derechos humanos de lado. Estos últimos temas, considera el abogado, no son una prioridad para Trump. 

Tira y encoge 

Tras haberse expirado en mayo el plazo a la petrolera Chevron para que abandonara Venezuela, luego de sucesivas extensiones de la licencia que le permitía operar de manera limitada en el territorio, se confirmó dos meses después que la trasnacional recibió una nueva autorización para reanudar operaciones, lo que representó un giro en el cacareado endurecimiento de sanciones. 

Se ha especulado que Miraflores no podrá “beneficiarse” económicamente con pagos por las operaciones de Chevron, algo que el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, puso en duda. El regreso de Chevron se produce luego del reciente intercambio de 10 ciudadanos estadounidenses presos en Venezuela por 252 migrantes venezolanos presos ilegalmente en El Salvador, la excarcelación- hasta ahora-de unos 70 presos políticos y la llegada de otros vuelos con deportados. 

La opinión pública apuntó a que Maduro, además de sacar provecho político del regreso de los migrantes y de lo que para él es un reconocimiento de EEUU a su investidura, “tuvo que haber negociado algo más” para quedarse sin los estadounidenses a los que acusó de conspirar para asesinarlo. Con los días llegó el anuncio sobre Chevron.

Pero no fue el único anuncio. Tras soltar la cuerda, el Departamento del Tesoro de EEUU quiso volver a tensar,  incluyendo al denominado Cártel de Los Soles (organización criminal a la que vincula con el chavismo) en la lista de Nacionales Especialmente Designados (SDN), catalogándolo como grupo terrorista internacional y fuente de amenazas transnacionales. 

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Machado, señaló De Alba, es cercana solo a algunos factores dentro del gobierno de EEUU Foto: EFE/ Javier Lizón

“Lo importante son los hechos, no las declaraciones. Esto se debe a que dentro del gobierno de Trump hay claras divisiones sobre cómo abordar la situación en Venezuela. No hay una estrategia ni un plan claro, sino una política errática, donde Trump decide según con quien hable y quien logre convencerlo de iniciativas concretas. Considerando esas divisiones entre quienes rodean y tienen acceso al presidente, en parte se explica que no haya una política definida, sino idas y venidas con cambios de decisiones. Hay mucha improvisación y escasez de ideas nuevas sobre cómo abordar la crisis venezolana”, advirtió De Alba.

El presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras, coincidió al resaltar el hecho de que Rubio, quien casi había jurado que Chevron se iría para nunca más regresar, ya no hablara del tema, como una muestra de las diferencias en el seno del gobierno estadounidense en cuanto a la política hacia la gestión de Maduro.

“Hay mucha ambigüedad en las relaciones, sobre todo con el tema Chevron. La política hacia Venezuela nunca ha estado clara y es producto de las posiciones divergentes dentro del mismo gobierno de Trump. Marco Rubio ha procurado mostrarse bastante fuerte en su postura sobre el gobierno de Maduro, pero es evidente que en el caso de Chevron hubo una vuelta atrás”, expresó. 

¿Aliado de la democracia? 

La líder opositora Maria Corina Machado sostuvo que la medida contra el Cartel de los Soles implica una “confrontación directa” con el sistema de gobierno que encabeza Maduro y un reconocimiento de que ya no se califica como una “dictadura convencional”, sino como una “estructura criminal transnacional».

Machado ha sido criticada igualmente por no rechazar duramente las detenciones de migrantes venezolanos en EEUU, que sean devueltos al país del que huyeron por la crisis económica y la persecución y que se les revoque el Estatuto de Protección Temporal (TPS). Ella ha reconocido “contradicciones” en dichos temas, a la vez dice que trabaja en un respaldo internacional más “firme y coherente” para rescatar la democracia en Venezuela.

Entonces, ¿EE UU es aliado o no del liderazgo opositor venezolano y de la causa democrática?  

“El liderazgo opositor solo tiene relación con una parte del gobierno estadounidense, principalmente el que representa Rubio y algunos congresistas y senadores, que, dependiendo del momento y los intereses de Trump, tienen o no influencia sobre él. El problema que tiene el liderazgo opositor es que hay otros actores dentro del gobierno que ven la situación de forma distinta, que son mucho más pragmáticos y que tienen acceso a Trump y ya lo han convencido de una serie de iniciativas con las que la oposición no está de acuerdo, como la nueva licencia a Chevron”, respondió De Alba.

El también experto en geopolítica descarta que Trump tenga entre sus principales intereses la restitución de la democracia en Venezuela, porque ha demostrado estar alineado con dicho pragmatismo en lo económico y otros temas como la liberación de estadounidenses apresados arbitrariamente que ya logró. 

“El propio proceder del gobierno Trump ha sido poco democrático; como, por ejemplo, que ignore órdenes judiciales para proteger los derechos de migrantes venezolanos en EEUU. El liderazgo opositor que representa Machado ha preferido guardar silencio y cautela antes que criticar esas medidas porque considera que solo con la presión y ayuda va a poder lograr el cambio de gobierno. Pero es una apuesta muy arriesgada porque las acciones antidemocráticas de Trump, lo que también pueden lograr es restarle importancia a la gravedad de la deriva autoritaria del gobierno de Maduro”, advirtió el abogado.

Para Contreras, es difícil “encajonar” la posición del gobierno de Trump respecto del conflicto venezolano, porque sus intereses se dirigen a “recuperar” su posición como una potencia internacional, especialmente en el plano económico, aunque con políticas “erráticas” en temas como los aranceles, que afectan incluso a sus aliados. Sin embargo, cree que respecto de Venezuela todavía falta mucho por definir.

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