
El reciente mes de junio, el equipo Universidad Central de Venezuela Fútbol Club (UCV-FC) conquistó el Torneo Apertura 2025 del balompié profesional venezolano. Con ello interrumpió una sequía de títulos de casi 70 años, que empezó en 1957 tras coronarse como ganador del primer campeonato profesional del fútbol nacional; no en balde, sigue usando el lema de “el primer campeón de Venezuela”. Pero si ese antiguo logro deportivo llegó por gracia de los botines o guayos de los jugadores, esta vez contó con una gran ayuda de las botas militares.
“Celebra la casa que vence las sombras, 68 años después de aquel primer título en la era profesional que le valió su única estrella”, relató el narrador de la transmisión de televisión apenas sonó el pitazo final del juego con el que el UCV-FC derrotó al Deportivo Táchira con pizarra de 1-0, el pasado 14 de junio en el estadio Olímpico de la Ciudad Universitaria de Caracas. Inmediatamente se desató la algarabía entre jugadores, cuerpo técnico y aficionados.
La historia del equipo de fútbol, en efecto, está amarrada a la máxima casa de estudios del país, esa que “vence las sombras”. De hecho, nació en 1950 de manera simultánea con la construcción de la propia Ciudad Universitaria, el campus que el célebre arquitecto Carlos Raúl Villanueva concibió, y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2000 por la Unesco.
Pero en la actualidad el UCV-FC nada tiene que ver ni con la academia, ni con la civilidad, ni con la rebeldía, valores que el alma mater ha representado a lo largo de sus 304 años de trayectoria. La oncena es ahora su antónimo: simboliza la represión y la arbitrariedad. También la obediencia ciega propia de la jerarquía castrense, esa de la que la autonomía universitaria siempre buscó preservarse.
En los papeles, la propietaria del equipo es Yhuryseck Berenice Escalante Ferreira, la esposa del coronel de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Alexander Enrique Granko Arteaga, jefe de la Dirección de Asuntos Especiales (DAE) de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y ampliamente conocido como el torturador emblemático del régimen de Nicolás Maduro, tal como lo certifican diversos reportes de misiones y organizaciones internacionales de derechos humanos.
Por si fuera poco, como presidente del equipo figura José Alexander Gelvez Monterrey, oficial todavía activo de la Aviación Militar, recientemente ascendido al grado de teniente coronel, y también ligado, junto a su hermano Robert Eduardo Gelvez Monterrey, a un esquema de irregularidades en los contratos de mantenimiento de aeronaves del estratégico Grupo Aéreo Presidencial Número 4, otorgados en su momento por el mayor general de la Aviación y comandante del Transporte Aéreo Presidencial, Alejandro José Guevara Hernández.
Documentos obtenidos para este reportaje, así como entrevistas con fuentes internas del club, de la Liga Venezolana de Fútbol (Futve) y de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF), dibujan lo que bien puede definirse como una toma militar del equipo de la UCV.
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