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domingo, 13 de julio de 2025

Análisis de entorno: la resistencia ilógica ante lo inevitable Por Benjamín Tripier


Esta semana propongo un ejercicio de análisis contra intuitivo, que llamo una “resistencia ilógica”, donde intentamos explorar las anclas que, paradójicamente, han permitido la prolongación del chavismo. A pesar de que todos nuestros indicadores señalan su inviabilidad terminal, es crucial entender cómo, desafiando la lógica de su propia autodestrucción, que están aplicando, le permiten resistir y prolongar su agonía.

Pero que quede claro: la inevitabilidad del cambio y el inevitable colapso del modelo chavista siguen siendo la premisa fundamental.

Después de 26 años en el poder, el chavismo ha tejido una red de control social omnipresente, micro-segmentando y condicionando el acceso a recursos básicos, a la lealtad política. Esta dependencia económica es la única subsistencia para amplios sectores, generando una parálisis por miedo, que desincentiva la acción colectiva. No hay que perder de vista que el chavismo basó su proyecto político en el uso de los pobres, forzando a convertir a Venezuela en una “fábrica de pobres”.

La destrucción productiva engendró una "nueva burguesía bolivariana" que se lucra del arbitraje de la escasez y de redes opacas. Esta corrupción, aunque drena recursos vitales, también genera una riqueza concentrada que asegura la lealtad de esta minoría. Sin embargo, y aquí reside la clave, esta "resiliencia" es, irónicamente, el talón de Aquiles que lo carcome desde dentro porque es el corazón de su inevitable colapso, y porque realmente está carcomido en sus cimientos.

A pesar de fisuras y descontento, la vasta estructura burocrática y militar exhibe una gran inercia, atada a privilegios y al miedo a la represión. Las pugnas internas, lejos de generar un colapso, han forzado una "supervivencia" mutua por temor a la aniquilación individual, manteniendo una fragmentación interna que evita, por ahora, una ruptura total.

Y, ante las sanciones, opera en la informalidad y el mercado negro, generando ingresos precarios; así como la retención de rehenes extranjeros les ha proporcionado una "moneda de cambio", y un escudo que disuade acciones contundentes. Pero estas no son señales de fortaleza, sino de una agonía prolongada.

La fatiga y apatía de la sociedad civil es palpable. La brecha entre las expectativas y la realidad ha generado frustración, una sensación de impotencia que es terreno fértil para el gobierno de facto. La oposición es vista, con razón, como "haciendo banco" a la espera de la intervención externa; y, además, la existencia de "falsos opositores" diluye la fuerza del frente democrático, generando confusión y fragilizando el mensaje.

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Desde su retorno a la Casa Blanca en enero, Donald Trump puso en marcha una agresiva política contra la migración. Foto EFE/EPA/WILL OLIVER

La presión internacional, aunque implacable, no ha sido uniforme; en parte por la preocupación por un vacío de poder. La atención de EE UU, dispersa por conflictos globales, también podría reducir la presión sostenida. No obstante, esto no detendrá el inevitable colapso interno que se avecina.

Por otra parte, la "burbuja" del pensamiento de grupo en la cúpula chavista, con autocensura y temor a expresar verdades incómodas, crea una ilusión de fortaleza que les impide reconocer su propia inviabilidad. Esta desconexión con la realidad dificulta la toma de decisiones pragmáticas para buscar una salida.

La política venezolana, desde el 20 de enero pasado, depende inequívocamente de los intereses de Estados Unidos; la administración Trump ha retornado a un esquema de "máxima presión" implacable, buscando estrangular la principal fuente de ingresos del chavismo, que es el petróleo.

Operaciones de extracción como "Guacamaya" demuestran las claras vulnerabilidades del chavismo, y deben interpretarse como un "ensayo" y una "advertencia" para futuras acciones que "ponen a temblar a todo el mundo" dentro del chavismo. Por ejemplo:

  • Las sanciones y aranceles (ej. no renovación de Chevron, y nuevos aranceles a negocios petroleros con Venezuela) son una herramienta viva y contundente, condicionada a un cambio de gobierno. Las fuentes de financiamiento criminal se cierran.
  • Las acciones judiciales y policiales se intensifican, con denuncias por crímenes de lesa humanidad. La clasificación del Tren de Aragua como brazo del chavismo, con Maduro y Cabello a la cabeza, lo convierte en un actor del crimen organizado transnacional, exponiéndolo a una "persecución global" y abriendo la "temporada de cacerías en Venezuela", con advertencias de Guantánamo o El Salvador para los sospechosos.
  • Propuestas desde el congreso de EE UU para declarar a la Digecim y al cartel de los soles como organizaciones terroristas.
  • Advertencias de viaje del Departamento de Estado comparan Venezuela con Gaza, un preludio a que las cosas se van a poner aún más difíciles.

La confianza del chavismo en su "nueva burguesía" y la corrupción como motor de supervivencia es, paradójicamente, el mecanismo que lo destruye desde adentro, convirtiéndose en el eje del inevitable colapso del chavismo:

  • La corrupción es un drenaje rampante que desvía recursos vitales para servicios públicos (combustible, electricidad, agua, salud, educación), asegurando la insolvencia y la inviabilidad económica.
  • El modelo de negocio chavista, basado en el arbitraje de la escasez, ha destruido el aparato productivo, que es fundamentalmente insostenible sin una base real y un marco de seguridad jurídica. Las empresas cooptadas ya son advertidas sobre la "caducidad del modelo rentista".
  • La economía venezolana está en una fase de "raspado de olla", con agotamiento de recursos. La inflación crece y la economía decrece aún más.
  • El dilema para los "enchufados": Su supervivencia dependerá de una relegitimación social y económica en un escenario de apertura. El "costo de oportunidad" de no alinearse con un cambio hacia una economía de mercado real podría significar el "colapso definitivo del sector productivo".

En resumen, el chavismo está colapsando por no haber entendido la evolución de la sociedad, a la cual sigue tratando como cuando contaban con el mandato popular que ya perdieron; su apuesta por redistribuir una riqueza en declive, sin generar nueva, lo condenó a una agonía prolongada hasta que las arcas estén completamente vacías.

Y visto desde afuera, los casos de Bashar al-Assad (Siria) y las "extrañas muertes" cercanas al Kremlin en Rusia son benchmarks crudos y directos para el gobierno de facto.

  • Assad: María Corina Machado ha señalado cómo su régimen "se derrumbó en cuestión de horas"; una "gran fragilidad" que es referencia para los que hoy sostienen a Maduro. La administración Trump ya contempló un exilio similar para él. El "impacto psicológico enorme" dentro de las propias fuerzas armadas venezolanas al ver la caída de un aliado como Assad, es un factor de erosión interna.
  • Kremlin: Las divisiones, traiciones y miedo dentro del chavismo son un espejo de las purgas rusas. El chavismo ha perdido la iniciativa, con su cúpula "atacándose los unos a los otros", generando un "pánico y terror" en funcionarios y empresarios cómplices. La "lista de aliados de Maduro se reduce peligrosamente".

El "bolivarianismo ha perdido fuelle en la región". Los gobiernos de Brasil (Lula) y Colombia (Petro), que solían ser cercanos, muestran ahora un claro distanciamiento, priorizando sus propios intereses.

Por otra parte, la diplomacia de la coerción de EE UU envía "mensajes claros y coordinados" a aliados pragmáticos como China y Rusia: su inversión en la inestabilidad venezolana será cada vez más costosa; y   no hay que perder de vista los factores geopolíticos y económicos globales, los cuales van generando márgenes de acción que influyen en sostener la “resistencia ilógica que mencionamos al principio; por ejemplo:

  • La necesidad global continua de hidrocarburos, la cual, a pesar de la narrativa de transición energética, el mundo sigue necesitando petróleo y gas. Venezuela, con sus fabulosas reservas de hidrocarburos y bajos costos de producción, podría seguir siendo atractiva para actores que operen fuera del marco de las sanciones occidentales, a través del comercio "en negro".
  • Los intereses pragmáticos de aliados no-occidentales, China y Rusia, y en cierta medida Irán, aunque tienen sus propios problemas internos y conflictos, operan bajo un pragmatismo que prioriza sus intereses económicos y estratégicos por encima de las afinidades ideológicas. Su postura, al no ser de apoyo incondicional, a veces genera una "ventana de tolerancia" para el chavismo, evitando una ruptura total que afecte sus inversiones o sus equilibrios geopolíticos.
  • La profunda destrucción del país, la gigantesca deuda externa y el riesgo de un colapso caótico podrían hacer que potencias externas prefieran evitar una intervención masiva o una "tutela de hecho" inmediata, esperando un momento de menor volatilidad o un agotamiento total del régimen.

En síntesis, aunque todas las señales apuntan a una inviabilidad terminal del chavismo, los factores mencionados podrían actuar como elementos que prolonguen su resistencia. Sin embargo, es crucial entender que estos no son signos de fortaleza ni sostenibilidad, sino más bien indicios de una agonía prolongada en un régimen que, como un animal herido y acorralado, aún representa un peligro significativo, pero carece de un futuro viable.

La inevitabilidad del cambio sigue siendo la premisa fundamental.

Gustavo Petro excanciller Colombia
Los gobiernos de Brasil (Lula) y Colombia (Petro), que solían ser cercanos, muestran ahora un claro distanciamiento, priorizando sus propios intereses. Foto: EFE

Recomendaciones contra intuitivas

  • Para el chavismo (que está de salida): en lugar de ocultar la devastación, divulguen las cifras reales de la destrucción económica y la condición crítica de infraestructuras clave. Esto gestionará las expectativas de la población sobre la dureza de la reconstrucción y podría diluir futuras culpas exclusivas. La inteligencia demanda franqueza.
  • Para el liderazgo opositor (bajo María Corina Machado): lideren la preparación emocional y práctica para la "hora más oscura" post-chavismo. Más allá de prometer un futuro luminoso, comuniquen con extrema honestidad los inevitables y profundos sacrificios iniciales. Propongan un "pacto nacional de austeridad y esfuerzo compartido" para los primeros 6-12 meses, transformando la resiliencia en un activo consciente y colectivo.
  • Para la dirigencia empresarial (cooptada por el chavismo): den un paso proactivo hacia la total transparencia. Impulsen, de forma colectiva y con validación externa, la adopción de estándares internacionales de gobernanza corporativa y lucha anticorrupción en sus propias estructuras. Documenten los mecanismos de extorsión a los que fueron sometidos por el régimen. Esto salvaguardará sus activos y sentará un precedente de "confianza" y "legitimidad" para la "Venezuela productiva" del futuro.

E-mail: btripier@ntn-consultores.com

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