“La Rosa y la hoz” es el último libro escrito por el intelectual y distinguido político de los auténticos, que tiene por subtítulo “El secuestro de una idea”, del dilecto amigo Simón García, quien fue subsecretario general nacional del Movimiento al Socialismo, MAS.
El subtítulo se refiere a cómo Carlos Marx, primero y después Lenin y Stalin se apoderaron y “secuestraron” el término de socialismo y de sus ideas, que distorsionaron y alteraron para más adelante definirlo como el “Socialismo científico”, etapa que consideran como paso previo al comunismo.
El origen del Socialismo, creado, entre otros, por Henri de Saint-Simón y Lassalle aparece en la mitad del siglo XlX y se fundamenta en los movimientos revolucionarios de finales del siglo XVIII, motivados por los problemas sociales asociados con el capitalismo salvaje de entonces.
Esa idea socialista primogénita era política y económicamente concebida para que la sociedad realice su economía con la finalidad de servir al colectivo. Ella acepta la iniciativa y propiedad privadas, sostiene la libertad, postula la convivencia social y la tolerancia de las diferencias.
Afirma que el pueblo es la razón de la lucha, el reconocimiento y respeto a la dignidad del trabajador, busca lograr el Bien Común y la Justicia, es decir, principios que hoy todos los demócratas suscribimos.
Estos originarios principios del socialismo en nada se parecen al comunismo, más bien son antagónicos. Me atrevo a decir que están muy cerca de lo que hoy conocemos como Humanismo cristiano. Pero, aún así Marx se apoderó, con su inmensa capacidad habilidosa e intelectual de la idea y “secuestró” el término para transformarlo a su manera.
La idea socialista resultaba atractiva y despertaba esperanzas y por ello se la tomó como medio, como estrategia para utilizarla para su proyecto.
Todos sabemos que para los marxistas comunistas “El fin justifica los medios” y en función de ello se valen de lo que sea: la violencia, el desconocimiento de la voluntad popular y de la verdad, apropiarse de lo que no le corresponde, la profundización de la crisis y de todo lo reprobable, para alcanzar y pretender eternizarse en el poder.
Por ello, secuestraron el término sin ser socialistas, solamente porque les servía como medio de penetración popular dada su aceptación y así lograr sus nefastos objetivos. Lo hicieron por conveniencias subalternas.
Hasta donde puedo entender el autor sigue abrazando sus ideales socialistas, pero las primogénitas y modernas y no las que apreciamos hoy que hasta Hitler se llamó socialista, como también algunos otros que aquí lo hacen y solo conforman una mescolanza de personalismo, efectismo y populismo que les sirve de base a la estructura del mal que tienen montada.
Los socialistas modernos y democráticos de hoy han marcado mucha y firme diferencia con lo que tenemos, que califican de trasnochado, sarampionoso, de estar muy lejos del socialismo y cerca de una peor especie política que no tiene cabida en el pensamiento moderno y civilizado. Son la negación del deber ser.
Agradezco a Simón García la escritura de este libro “La Rosa y la hoz” que nos recuerda la historia, nos señala caminos y enriquece nuestros conocimientos.
La política es para servir al Bien Común y nunca para servirse como triste y lamentablemente lo observamos en algunos que son quienes ensucian y enchiqueran la política.
La política es un apostolado que supone una entrega total con sujeción indestructible a la ética al servicio del todo, pero privilegiando siempre a los descartados y últimos. Y quien no tiene esa vocación no debe incursionar en los asuntos políticos, porque lo más seguro es que se sienta incómodo y puede llegar a ocasionar inconvenientes.
Concluyo recomendando ampliamente la lectura del libro citado en la seguridad que ampliará nuestros conocimientos y expreso gratitud a nuestro apreciado Simón por dárnoslo.
Lo del “Secuestro de una idea” es una parte del libro, más adelante hablaremos de su totalidad.
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