No debemos confiar en que nadie nos salve, sino conocer bien el hecho de que las elecciones erróneas nos hacen incapaces de salvarnos. Erich Fromm.
Elegir es quizás la más importante acción de un ciudadano o ciudadana. Debe ser un acto consciente, racional y responsable, porqué generalmente, se decide el futuro de algo o de alguien, por ejemplo, el futuro de la nación, que no es cualquier cosa.
Nuestra Constitución Nacional vigente desde el año mil novecientos noventa y nueve considera en su artículo 5 que “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público.. . .” y en el artículo 63 dice lo siguiente: “El sufragio es un derecho. Se ejercerá mediante votaciones libres, universales, directas y secretas. La ley garantizará el principio de la personalización del sufragio y la representación proporcional.” Pienso que de allí se colige lo expresado en su artículo 138 “Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos.”
Existe la necesidad también de aclarar esa categoría que por ligereza política se ha dado en llamar “ni-ni”. Además de su connotación despectiva, hay quienes consideran que esa proporción de la población que no quiere ubicarse en los extremos de la crispante polarización que vivimos en el país, lo hace por comodidad, por indiferencia o por indolencia.
Lo cierto es que existe una enorme masa de venezolanos que no quiere la vuelta al pasado, -debido al fenómeno que los sociólogos y politólogos denominan como “desafección política”- lo cual significó la pérdida de credibilidad en los partidos políticos como interlocutores válidos entre los ciudadanos y el Estado. Hecho que aún no ha sido suficientemente atendido por la dirigencia política.
Esos mismos venezolanos, y quizás otro poco más, tampoco están satisfechos con el desastroso presente, lo que a su vez ha dado lugar al “desencanto político”. La crítica situación de inseguridad, de desempleo, de vida cara, de incertidumbre y de hastío político ha roto el lazo emocional que a muchos de ellos los ataba a algunos aspirantes.
Este importante vector siente mayoritariamente, que estamos perdiendo espacios de libertad y la esperanza por una vida mejor. Desea participar sin que ello signifique otra vez un salto al vacío, quisiera acompañar a un liderazgo verdaderamente comprometido con las mejores causas, como lo son la profundización y perfeccionamiento de la democracia; el acceso a una buena educación y una mejor salud; a un trabajo digno y estable; y a una seguridad que le garantice su vida, sus bienes y fundamentalmente a tener una justicia que sea sencillamente justa.
El mensaje para esos ciudadanos “no alineados” con el pasado ni con el presente, es que la lucha actual es entre democracia y dictadura, y por tanto, es necesario votar y poder elegir a los candidatos ciertamente demócratas porque es la mejor forma de garantizar positivamente un futuro mejor. Ahora bien, entendemos también que bajo el imperio del chavismo-madurismo, que es una dictadura que desconoció los resultados de las elecciones del 28 de julio del año pasado, es una falsa pretensión del régimen volver a llamar a nuevas elecciones.
nevillarin@gmail.com
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