Un superpetrolero envejecido, totalmente cargado y operando bajo el nombre de Varada, arribó el pasado Viernes Santo a aguas ubicadas al este de Malasia, tras navegar durante dos meses desde Venezuela. La llegada del buque encendió las alertas: tenía 32 años de antigüedad —más allá del límite habitual para ser desguazado— y ondeaba la bandera de las Comoras, considerada una de las más utilizadas por embarcaciones que buscan eludir la supervisión internacional.
Por Bloomberg
A simple vista, este barco parecía uno más entre los tantos que componen la llamada flota oscura, utilizada con frecuencia para movilizar petróleo sancionado de países como Rusia, Irán y Venezuela. Pero en realidad, no lo era.
El verdadero Varada, que nunca fue objeto de sanciones, fue desmantelado en Bangladesh en 2017. El buque que ahora navega con su identidad es lo que se conoce como un «barco zombi» o «fantasma»: embarcaciones que adoptan las credenciales de otras ya destruidas para hacerse pasar por legítimas y así esquivar la vigilancia de Estados Unidos y otras naciones.
De acuerdo con información de Bloomberg News, al menos cuatro de estos buques «zombis» han sido detectados recientemente en el comercio de crudo venezolano, una actividad que se ha tornado aún más riesgosa tras las sanciones impuestas por la administración Trump a países que importan petróleo de Venezuela.
La investigación periodística se sustentó en datos de rastreo proporcionados por Starboard Maritime Intelligence y en el análisis de imágenes satelitales captadas en las cercanías de las terminales petroleras de Jose y Amuay, en el norte del país sudamericano. Las imágenes fueron comparadas con registros históricos de los barcos cuyos nombres e identificadores únicos de la Organización Marítima Internacional (OMI) han sido usurpados. En todos los casos se hallaron diferencias notorias en las estructuras, colores y diseños de cubierta, confirmando que las identidades estaban siendo falsificadas. Cabe destacar que los buques originales tampoco estaban sancionados.
La utilización de embarcaciones «zombis» permite a los operadores de la flota oscura burlar las restricciones sobre el transporte de petróleo. Bloomberg ya había alertado sobre esta práctica en septiembre del año pasado, cuando un navío fantasma apareció en un puerto chino, y posteriormente en noviembre, al documentar la reaparición de otro petrolero supuestamente desguazado. Estas maniobras han captado la atención de la comunidad marítima, que desde hace tiempo monitorea la consolidación de una estructura paralela que incluye operadores, aseguradoras, comerciantes y entidades financieras que apoyan el negocio.
Además del intercambio de crudo entre barcos en mar abierto —una práctica ya común para ocultar el origen de la carga—, se han sumado nuevas tácticas como el cambio de transpondedores y el uso de puntos de transbordo menos vigilados.
“La tercera vía”
“Los barcos zombis son la tercera vía”, explicó Mark Douglas, analista de operaciones marítimas de Starboard. “El pensamiento es como: ‘No puedo permitirme llevar mi propio sistema, así que utilizaré la identidad de otro barco para llevar ese petróleo del punto A al punto B’”.
El navío que se hizo pasar por el Varada fue el primero de cuatro petroleros que zarparon desde costas venezolanas. Si todos iban completamente cargados, estarían transportando en conjunto cerca de siete millones de barriles de petróleo.
Este falso Varada partió desde la terminal de Jose, cruzó el Atlántico, bordeó el cabo de Buena Esperanza y atravesó el océano Índico, alcanzando aguas malayas el 18 de abril. Al llegar, cesó sus señales electrónicas e indicó como destino “por órdenes”. Las lecturas de calado mostraban que viajaba sumamente bajo en el agua, lo cual sugiere que estaba completamente cargado. Imágenes satelitales revisadas por Bloomberg confirmaron que el buque permaneció en la zona los días 19, 21, 24 y 26 de abril.
Esta región frente a la costa este de la Malasia peninsular es un conocido punto de intercambio marítimo utilizado por la flota oscura, donde los cargamentos de crudo suelen ser transferidos a otros buques antes de su envío final a refinerías, principalmente en China.
China fue el principal comprador de crudo venezolano durante el mes pasado, con 10 embarcaciones que transportaron en promedio 461.000 barriles diarios a procesadoras locales, según datos aduaneros y marítimos estadounidenses. Aunque el uso de maniobras para esquivar sanciones no es nuevo, el robo de identidades marítimas marca una peligrosa evolución.
Los datos de Starboard y Bloomberg apuntan a que la nave que se hace pasar por el Varada sería en realidad el M Sophia, un VLCC construido en 2004 que figura entre las embarcaciones alcanzadas por las sanciones estadounidenses impuestas a la industria petrolera rusa en enero pasado, durante los últimos días del mandato de Joe Biden. Actualmente, el M Sophia estaría enviando señales falsas de localización desde el Golfo de Guinea. El navío encaja en el perfil de los buques oscuros: carece de propietario y aseguradora identificables y navega sin bandera.
El uso fraudulento de identidades OMI fue uno de los temas destacados en dos conferencias marítimas recientes en Singapur, incluida una organizada por Vortexa, donde expertos de inteligencia naval alertaron sobre este nuevo patrón.
Desde que el falso Varada se dirigió hacia Asia, otros tres petroleros que también utilizan nombres de barcos desguazados han emprendido rutas similares. A finales de marzo, un VLCC que se identificaba como Gema (construido en 1999) y otro denominado Alana (Suezmax de 1998), partieron completamente cargados desde Amuay y actualmente cruzan el océano Índico tras rodear el extremo sur de África. A mediados de abril, un tercer buque llamado VLCC New Inspiration (construido en 2002) zarpó desde Jose con dirección al Atlántico sur rumbo a Sudáfrica.
La aparición de estas naves coincide con una escalada en las presiones de Estados Unidos sobre la industria petrolera venezolana. La administración Trump ha advertido que impondrá sanciones a los países que continúen importando crudo de Venezuela.
“El presidente Trump está enviando un mensaje claro de que el acceso a nuestra economía es un privilegio, no un derecho”, afirmó recientemente John Hurley ante un comité del Senado estadounidense. “Los países que importen petróleo venezolano se enfrentarán a las consecuencias”.
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