El peor escenario en relación con la licencia N° 41 de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, la cual ha permitido las operaciones de Chevron en Venezuela, ha ocurrido. De hecho, fue revocada y sustituida por la 41A, que prohíbe a la petrolera hacer negocios con el Gobierno venezolano, PDVSA o cualquiera de sus subsidiarias y dio un plazo perentorio de 30 días para que la empresa liquide sus negocios en el país.
Hubo un hálito de esperanza cuando llegó el 1 de marzo y no hubo noticias. Analistas entendieron que la licencia había sido renovada automáticamente por seis meses, un plazo suficiente para que los gobiernos de EEUU y Venezuela negociaran algún modus vivendi en el negocio petrolero. Sin embargo, la realidad es otra.
Lo cierto del caso es que la sociedad Chevron-Pdvsa –vayamos a lo nuestro- llegó a producir más de 200.000 barriles diarios (bd) en 2024.
Banca y Negocios conversó con 4 expertos en las áreas económica y petrolera, para comprender las verdaderas consecuencias de la salida de Chevron de Venezuela.
Francisco Monaldi es economista e investigador, profesor y director del Programa de Energía para América Latina, en el Centro de Estudios Energéticos del Instituto Bake de Políticas Públicas, de la Universidad de Rica (Houston / EEUU).
Monaldi dice que la empresa estadounidense producía un promedio de 230.000 barriles diarios de petróleo en Venezuela, lo cual ronda el 25% de la producción total del país. Subraya, no obstante, que más de 80% del incremento de la extracción de crudo en el país, en los últimos 24 meses, ocurrió en los yacimientos operados por Chevron.
¿Cuáles son los impactos? En primer lugar, ahora los negocios que eran operados por Chevron pasan a manos de Pdvsa; luego, la importación de diluyentes desde EEUU, por parte de Chevron, va a cesar, y entonces habrá que ver si OFAC permite que la estatal venezolana compre diluyentes a Repsol, o tenga que ir al mercado negro, léase Irán.
Por último, Pdvsa no tiene la capacidad de inversión de Chevron, por lo cual –pronostica- la producción va a caer.
El también fundador del Centro de Energía y Ambiente del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), dice que habrá un primer shock en esa caída de producción, y, luego, de manera gradual.
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