
El 3 de abril se cumplen dos años de la reapertura de la frontera marítima entre Venezuela y la isla de Curazao. Con ello se activó el mercado flotante y el intercambio comercial, que estuvo suspendido desde 2019.
Por Irene Revilla | Crónicas del Caribe
Los marinos de La Vela aseguran que la activación del mercado ha sido lenta, debido a la cantidad de documentación que exigen a los que trabajan en este mercado y los dueños de embarcaciones.
“Sentimos que hay muchas trabas. Mandan a sacar permisos que son carísimos y en dólares, cuando teníamos cuatro años parados sin trabajar. Yo tengo 40 años de servicio en el mercado flotante y debo renovar un permiso que me cuesta 300 dólares. De dónde los saco si no hemos trabajado”, dice un marino que prefirió no identificarse.
Un grupo de marinos apostados en los alrededores del muelle pesquero de La Vela, de donde actualmente parten las embarcaciones a Curazao, expresaron que toda la documentación que se debe sacar en cada zarpe y los gastos oscilan entre el 30 y 40 % de la inversión. Denuncian que a esto se suma que no cuentan con sistemas de seguridad que les atiendan en caso de una emergencia en la ruta.
Señalan que no tienen una lancha que permita hacer un rescate de forma inmediata, tampoco cuentan con un sistema de radio de comunicaciones que les permita contactar a las autoridades de forma directa en caso de que suceda alguna eventualidad durante el viaje.
“Uno cumple con un sinfín de pedidos que hacen las autoridades, pero al final no tenemos ese apoyo”, dijo otro marino que tiene 50 años cubriendo las rutas marítimas Falcón- Curazao- Aruba.
Además de solicitar que simplifique la documentación, destacan que les están exigiendo vacunas como la Fiebre Amarilla y Toxoide, pero apuntan que las que ponen en los ambulatorios no funcionan para hacer viajes internacionales.
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