Llamar a la abstención en un proceso electoral es una decisión altamente compleja y riesgosa. Todo depende de cómo se evalúe la coyuntura política y la correlación de fuerzas. Hay la abstención pasiva donde los líderes llaman a los ciudadanos a no votar y que se queden en sus casas y la abstención activa, donde se procura acciones de calle contra las elecciones. En
El 2 de noviembre de 1952 se celebraron las elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente convocada por el dictador Pérez Jiménez con la idea de redactar una nueva constitución. El principal partido de la resistencia, AD, por medio de su presidente Rómulo Betancourt en el exilio, llamó a no participar, mientras la dirección de AD en Venezuela dirigida por Octavio Lepage consideró esa elección como una oportunidad para movilizarse y así apoyaron a URD con Jóvito Villalba a la cabeza. Ganó URD con los votos de AD y el dictador desconoció los resultados.
Luego, el 15 de diciembre de 1957 Pérez Jiménez, en lugar de convocar a las elecciones presidenciales como correspondía, llamó a un plebiscito. Esta vez la oposición decidió participar, Pérez Jiménez volvió a perder y desconoció los resultados. El 23 de enero de 1958, lo derrocaron. Luego de las elecciones presidenciales de diciembre de 1958 que ganó Betancourt, en 1961 el Partido Comunista de Venezuela y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, optaron por la vía insurreccional para tomar el poder. Así, en las elecciones presidenciales de diciembre de 1963, llamaron a la abstención activa, atacando los centros electorales.
Para ello, el PCV movilizó a sus mejores cuadros militares para la Operación Nerón, entre ellos al legendario Antonio José Urbina “Caraquita”, Félix Farías, JC Parisca, Felipe Malaver, los hermanos Pasquier, entre tantos otros, ya fallecidos, a los vivos no se les nombra. Según Lino Martínez, uno de los jefes militares del MIR, este partido se había planteado participar en las elecciones, pero según él, Betancourt los llevó a la abstención con la proscripción, tras el ataque al Tren del Encanto. La abstención acabó en un fracaso monumental, luego vino la política de Paz Democrática y la llamada pacificación con Caldera y la legalización de los partidos. Grupos de la izquierda siguieron con la línea abstencionista y fracasaron.
En diciembre de 1993, Chávez desde la cárcel exclamó la abstención para la elección presidencial de ese año y lo vuelve hacer en 1995 ya desde la calle una vez liberado por Caldera. Fue a Maracaibo a convocar a no votar siendo candidato Arias Cárdenas a la gobernación del Zulia. Volvió a fracasar hasta que Luis Miquilena y otros cuadros de la izquierda lo convencieron de ir a la ruta electoral y de esa manera se hizo presidente en diciembre de 1998.
En 2005, correspondían la realización de las elecciones parlamentarias y la oposición, derrotada tras el paro petrolero y el referendo consultivo de 2004 para sacar a Chávez, llamó a la abstención pasiva para ilegitimar a Chávez. Resultado: el PSUV ganó abrumadoramente la Asamblea Nacional y procedió a nombrar sin obstáculo a todos los poderes, especialmente al CNE y al TSJ, piezas clave para su propósito. La oposición incurrió en un grave error. En 2006 se reencuentra la vía electoral en las elecciones presidenciales con Manuel Rosales como candidato.
En 2010, en las elecciones parlamentarias la oposición participó y obtuvo una excelente representación que le permitió luchar desde el parlamento y allanar el camino para la elección presidencial de 2012 y 2013 donde Henrique Capriles obtiene los mejores resultados contra el chavismo. Éste estaba dejando de ser mayoría. Posteriormente, tras las protestas de abril-mayo de 2017, Maduro llama a una Constituyente y la oposición se abstiene. Luego, Maduro convoca a la elección presidencial y también la oposición mayoritaria se abstiene y lo mismo hace en las elecciones parlamentarias de 2018. Aprendida la lección, en las elecciones de gobernadores de 2021 la oposición vuelve a participar y con ello se reencuentra de nuevo con la vía electoral que hizo posible el triunfo del 28 de julio de 2024 y evidenció el fraude cometido por Maduro.
Para abril de 2025 están convocadas, anticipadamente, las elecciones de gobernadores y Asamblea Nacional. El gobierno ilegalizó partidos, metió preso a muchos dirigentes, y líderes sociales, las condiciones para participar son muy difíciles y ello era esperable, porque las autocracias y las dictaduras aprenden de sus errores y también de las experiencias de otras dictaduras. El enemigo más formidable de una dictadura es el voto, aún en las condiciones más adversas.
En este momento político claramente hay un dilema. Pero abstenerse sin tener un plan para seguir la lucha frente a un Maduro más impopular que en julio de 2024 sería un error. También lo sería participar como si nada hubiese sucedido ese memorable 28 de julio de 2025. Hay que tomarse el tiempo adecuado para pensar qué hacer.
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