El triunfo de Donald Trump en las elecciones de noviembre del año pasado y el nombramiento del senador Marco Rubio como el nuevo secretario de Estado de Estados Unidos ha desatado una intensa especulación sobre el posible retorno de la “mano dura” contra el régimen de Nicolás Maduro a partir de este de 20 de enero cuando se instale en Washington la nueva administración republicana.
Como se recuerda, los primeros años de Trump en la Casa Blanca -entre 2017 y 2021- tuvieron como eje una campaña de máxima presión internacional, apalancada en fuertes sanciones económicas, el rompimiento de relaciones y el reconocimiento del gobierno interino de Juan Guaidó.
Rubio, desde el Senado, venía siendo una de las voces más críticas contra el régimen y la expectativa es que esa posición se consolide en el Ejecutivo una vez asuma las riendas de la diplomacia estadounidense.
Paralelamente, el retorno de Trump a la Oficina Oval junto con el control absoluto que tendrán los republicanos en el Congreso en medio del robo de las elecciones de julio pasado -que ganó el opositor Edmundo González- y la posesión fraudulenta de Maduro este viernes, dejaron el terreno arado para una explosiva relación entre ambos países.
Un panorama que dejó dibujado la saliente administración de Joe Biden al anunciar también el viernes un nuevo paquete de sanciones contra la dictadura que incluye un incremento de la recompensa por la captura de Maduro y Diosdado Cabello (25 millones de dólares), y una nueva contra el ministro de Defensa Vladimir Padrino (15 millones de dólares) junto a sanciones individuales contra personas cercanas al régimen, la cancelación de visas, entre otras cosas.
Al menos, eso es lo que se ven el papel. Debajo de la superficie, sin embargo, la radiografía no es tan clara. De acuerdo con múltiples fuentes entrevistadas por este diario, la nueva administración Trump aún no sabe bien cómo proceder con relación a Maduro.
Los dos bandos que asesoran a Trump con relación a Venezuela
De hecho, se habla de una fuerte tensión entre dos bandos. Por un lado, uno que quiere desempolvar los elementos más radicales que se usaron en la pasada administración e incluso apretar aún más las clavijas, mientras que por el otro, de tinte “pragmático”, esa postura radical es un camino ya recorrido que no condujo al resultado esperado.
De ahí que, para estos últimos, la prioridad de Trump debe ser la de América Primero -su lema de campaña- y con ello cumplir con la deportación de miles de inmigrantes ilegales. Sobre esa directriz, hasta se habla de un posible acuerdo con Maduro para que le reciba a Trump los indocumentados venezolanos que han entrado a EE. UU. a lo largo de los últimos cuatro años a cambio de un levantamiento de las sanciones o de alivios económicos.
De acuerdo con un reciente artículo publicado por el diario conservador Wall Street Journal, eso es precisamente lo que le están pidiendo a Trump ejecutivos del sector de los hidrocarburos que desean ampliar sus negocios con Venezuela.
Preguntado al respecto, el senador de origen colombiano Bernie Moreno, un fiel seguidor de Trump, declaró la semana pasada que el líder republicano pretende “trabajar” con Maduro, pues es el dueño del poder en Venezuela.
“(Trump) va a trabajar con Maduro porque es el que va a tomar posesión del poder. Al final del día, EE. UU. no es quien elige a los líderes en otros países. Tuvieron una elección, la gente dice que no fue justa, pero los intereses de EE .UU. son detener el tráfico de drogas, que reciban de vuelta a todos los venezolanos que están ilegales, que se hagan negocios con EE. UU. y que se dejen de hacer negocios con China y Rusia. Luego de eso, podemos discutir una elección libre y justa que sea monitoreada por la comunidad internacional”, dijo el nuevo senador de Ohio.
Los detalles que exponen postura de Trump
Su declaración, que cayó como una bomba entre los círculos de la oposición, podría haberse catalogado de “desinformada” de no ser por otra serie de detalles que sucedieron esta misma semana.
El más sensible de todos fue el “feo” que le hizo Trump a González, que visitó EE. UU. este lunes y martes buscando un espaldarazo de Washington para su causa. Aunque el presidente electo se reunió con Biden en la Casa Blanca, no fue posible concretar una cita con el republicano.
En su lugar, González se reunió con Mike Waltz, que será el nuevo Asesor de Seguridad Nacional.
No pasó desapercibido, además, que Trump mismo visitó la capital estadounidense el miércoles -González viajó el martes en la noche rumbo a Panamá- y que no se le concediera audiencia en Mar-a-Lago, su residencia en Florida, donde viene recibiendo a líderes mundiales.
“Como mínimo esto a mí me indica es que la política 2.0 de Trump hacia Venezuela está en evolución y sin definirse aún. Plantea, además, posibles matices y posiciones que no se alinean del todo con respaldar a la oposición venezolana o lo que lo representan González y Machado. No solo no augura bien para ellos, sino que le da la razón a aquellos que aseguran que Trump busca algún arreglo con el régimen para solucionar el problema migratorio, un tema de mucha más trascendencia para él”, dice una fuente cercana al círculo interno de Trump para los temas de Latinoamérica.
Así mismo, Tom Homan, a quien Trump nombró como su nuevo zar para la frontera sur, dijo recientemente que el mandatario republicano tenía entre sus planes hablar con Venezuela para que le reciba a los migrantes.
Dado que EE. UU. y Caracas no tiene relación diplomática y que la repatriación exige la cooperación con las autoridades locales, sería necesario un acuerdo con Maduro para poder deportar a Venezuela a los indocumentados.
Tampoco ha pasado desapercibido la designación de Richard Grenell como Enviado Presidencial para Misiones Especiales, y que este mencionara a Venezuela entre sus principales prioridades. Durante el primer mandato de Trump, Grenell tuvo una reunión con el régimen en Ciudad de México cuyo fin era buscar una solución negociada a la crisis venezolana.
¿Donald Trump reconoce a Edmundo González como presidente electo?
Este jueves, luego de que circuló el rumor de que la líder opositora María Corina Machado había sido detenida por fuerzas gubernamentales, Trump se refirió por primera vez del tema llamado a González “presidente electo” y pidiendo por su seguridad y derecho a manifestarse libremente.
“La activista por la democracia venezolana María Corina Machado y el presidente electo González están expresando pacíficamente las voces y la VOLUNTAD del pueblo venezolano. Estos luchadores por la libertad no deben sufrir daño y DEBEN permanecer SEGUROS y VIVOS!”, dijo Trump a través de su red social Truth Social.
Aun así, la declaración fue vista como “tibia”, dado lo que está en juego.
Para muchos de los consultados, el mandatario republicano -y el equipo que lo asesora- está aproximándose al tema venezolano con cautela y manteniendo todas las opciones abiertas. Al menos de momento.
“No podemos olvidar que la principal prioridad de Trump, y el mandato que recibió del electorado, es resolver la crisis migratoria. La democracia venezolana es secundaria, así muchos digan que un retorno a la institucionalidad es el mejor camino para solucionar el tema migratorio. Es muy probable que su mensaje inicial sea de línea dura, como lo es en todos los frentes donde espera obtener concesiones con su estilo transaccional. Pero, si Maduro le ofrece una salida para los ilegales no tengo duda que la va a considerar así no les guste a muchos”, aseguró otra fuente.
Eso, en todo caso, es lo que está por resolverse.
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