El desplazamiento y la posterior muerte de Carlos Luis Revette dejó un vacío de poder en la Cota 905, que se refleja en un incremento sostenido de la criminalidad
Twitter: @javiermayorca
Cuando mataron a Carlos Luis Revette, muchos pobladores de la Cota 905 y zonas aledañas se mostraron escépticos. La versión oficial, aportada en un tuit del ministro de Relaciones Interiores, Remigio Ceballos, tampoco dio mucha certeza, pues carecía de respaldo fotográfico.
¿Por qué creer en un gobierno que, apenas meses antes, hizo propaganda con una operación de la extinta FAES en las trincheras que supuestamente ocupaba la tropa de alias Koki, dando a entender que habían barrido con la banda, para ver regresar a los mismos delincuentes la semana siguiente?
La incredulidad de los pobladores de ese sector caraqueño, además, se veía reforzada por un hecho verificable: Revette había mostrado una increíble capacidad de recuperarse de los golpes propinados por los cuerpos policiales. Es lo que algunos expertos llaman resiliencia. La primera operación de Liberación del Pueblo, en julio de 2015, tenía el propósito declarado de sacarlo del mapa delictual. No pudieron. Luego, ejecutaron allí otras tres redadas masivas bajo este mismo rótulo. En cada una patearon puertas sin órdenes judiciales, mataron a supuestos delincuentes y a otras personas que no tenían nada que ver con ilegalidades, tal y como lo ha denunciado Provea. Pero Koki seguía allí.
Esta característica de mantenerse firme a como dé lugar puede ser traducida en cifras. Según el criminólogo Freddy Crespo, Revette tuvo unos catorce años de sobretiempo.
En Venezuela, sostuvo este académico, los hampones que se abren paso mediante el ejercicio de la violencia no pasan de los treinta años de edad. Mucho menos si llegan a hacerse tan notorios. ¿Cuál fue su fórmula?
“Koki supo ganar la confianza de los pobladores de la Cota 905. Supo actuar políticamente, no solo siendo violento sino ganándose a la gente. En nuestras investigaciones sobre los prames “exitosos” nos dimos cuenta de que ganaban respeto mediante una mezcla de cariño con miedo”, explicó.
Koki fue protagonista central – pero no el único– de la ola de secuestros que azotó a la capital del país desde mediados de la década pasada. Su nombre se hizo del conocimiento público en 2015, a propósito de la filtración de un informe de la policía judicial, que lo situaba como líder de una de las tantas bandas que entonces operaba en la Cota 905. En la foto que acompañaba a estos primeros datos, parecía alto y casi famélico, acompañado por una mujer que apenas le llegaba por los hombros.
Pero lo que llevó al Ejecutivo a desplegar la operación Guaicaipuro 1, en julio de 2021, no fueron los cientos de víctimas del hamponato que operaba con relativa impunidad en la Cota 905 y sus alrededores desde hace más de una década. En este aspecto, la minuta policial que confirmaba la muerte de Revette fue reveladora, pues indicaba que sobre él pesaba una orden de captura por los supuestos delitos de terrorismo, asociación para delinquir y tráfico de armas, emitida el 16 de julio. Esto tenía que ver directamente con las situaciones de conmoción generadas en pleno corazón de la capital, en las que incluso los delincuentes llegaron a bloquear la autopista Norte-Sur. Algo que según Crespo no tenía precedentes en la historia reciente del país.
leer mas AQUI
Esto tenía que ver directamente con las situaciones de conmoción generadas en pleno corazón de la capital, en las que incluso los delincuentes llegaron a bloquear la autopista Norte-Sur.
ResponderBorrar