Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

viernes, 19 de marzo de 2021

Biden ataca a Rusia, mientras China sonríe y arrebata la hegemonía a EEUU

A nivel geoestratégico, Estados Unidos, con Trump, mantuvo cercanía con Rusia, y un claro enfrentamiento con China. Biden hace lo contrario: cercano a China, busca enfrentar a Rusia, con lo que también busca golpear al trumpismo.
El equipo de Biden socava la narrativa de MAGA, que se ve desplazada por la belicosidad del globalismo
El equipo de Biden socava la narrativa de MAGA, que se ve desplazada por la belicosidad del globalismo (EFE)

Biden ataca a Rusia, y el más complacido debe ser el presidente de China, Xi Jinping, al ver a su principal adversario distraído iniciando otros conflictos, y no siendo percibido como la mayor amenaza por la hegemonía mundial. De facto, Biden ayuda a China.

Si en verdad Estados Unidos estuviera dispuesto a frenar los abusos comerciales que ha denunciado de China, impondría —entre otras medidas— mayores restricciones que las ordenadas por Trump. Pero prefiere enfocarse en Rusia.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llama “asesino” a Vladimir Putin, presidente de Rusia. Se equivocan los que piensan que lo hizo sin una intención geoestratégica de fondo. No se trata de una casualidad, de una simple respuesta a un reportero.

Esta acción no puede considerarse sino el inicio de un ambicioso plan del globalismo, pero hoy la geopolítica al interior y en el exterior de Estados Unidos ha cambiado mucho, y las razones para endilgar tan serio calificativo al líder de otra potencia mundial, son distintas a las del globalismo de baby Bush, de Hillary y de Obama.

Ya no se trata de un desplante de testosterona de la superpotencia hegemónica que reinaba sola en su trono, sino del último estertor de la dominancia global de Estados Unidos, de intentar aparentar músculo ante el mundo. Un despropósito, porque el Dragón Rojo en pocos años será la indiscutible nueva potencia dominante, dejando atrás a Biden, su globalismo, y su progresismo.

Veamos algunos datos duros. China ya es, desde 2020, el principal socio comercial de la Unión Europea, superando a Estados Unidos, con un intercambio de 586.000 millones de euros, contra 555.000 millones.

Y eso no es todo, los otros tres países del QUAD (India, Japón, y Australia), que intenta justamente servir de grupo de contención al expansionismo rojo de China, también flaquean. Todos del mismo modo, tienen, irónicamente, como principal socio comercial al país de Xi Jinping.

El intercambio comercial de China con India ascendió en 2020 —cifras del Ministerio de Comercio de este país— a 77.700 millones de dólares, ante solo 75.900 millones entre Estados Unidos e India.

China es el mayor socio comercial de Japón, y su mayor mercado de exportación. China representa más del 20 % del comercio total del país del sol naciente.

Las importaciones en 2018 de Japón desde China ascendieron a 173.612 millones de dólares (Banco Mundial). Las importaciones de Japón desde Estados Unidos sumaron solo 83.571 millones de dólares. Japón exportó a China un valor de 155.053 millones de dólares, y a Estados Unidos, 140.664 millones.

Además, China ya es también el principal socio comercial de Estados Unidos, superando a los países integrantes del viejo NAFTA, hoy USMCA (T-MEC), es decir, Canadá y México.

El intercambio de China con Estados Unidos en 2020 ascendió a 560.097 millones de dólares, de acuerdo con la Oficina del Censo de Estados Unidos. México pasó a segundo lugar, con solo 538.066 millones de dólares.

Ante el ataque de Biden, Putin no se quedó callado. Le respondió que el asesino era “el que lo decía”. Rusia llamó a consultas al embajador norteamericano y retiró al propio de Estados Unidos para enfocar el tema.

Hay que situar esa ofensiva de Biden contra Putin bajo la óptica de varias claves. Uno, en la que concierne a la política interior de Estados Unidos, Biden necesita enemigos externos visibles, para unificar a un muy dividido país, tras unas elecciones cuestionadas por fraude, y con casi 75 millones de votos para su contrincante, Donald Trump.

Puede haber conflictos en casa, pero la lógica en la historia política muestra que, cuando se advierte a otro país como una amenaza, los estadounidenses tienden a cerrar filas, a dejar sus diferencias domésticas de lado, por el momento, para apoyar a su presidente, así no hayan votado por él.

Un conflicto con Rusia y el apremio de apoyar a Estados Unidos es una hábil jugada del globalismo, para dejar atrás el calor de las elecciones, concentrarse en supuestas amenazas externas, y hacer ver a los detractores como traidores. Todo un plan.

Socavar la autoridad de Biden en una etapa en la que el patriotismo supone de los estadounidenses todo su apoyo para enfrentar embestidas externas, no solo de Rusia, sino de China, Irán, Corea del Norte, así como de ISIS, equivale a ser tildados como “traidores” a la Patria.

Pero ahora, los seguidores de Trump, los republicanos en general, ya no podrían ser considerados “patriotas”, a menos que apoyen al presidente Biden en medio de tensiones con otras potencias. Ahora los “verdaderos” patriotas serían los globalistas, los bidenistas, los dems.

¿Cómo los trumpistas podrían hacerse llamar “patriotas” ahora, si continúan criticando las acciones del presidente Biden, que se enfrenta al polo históricamente opuesto, el “villano” tradicional de la Guerra Fría, a Rusia? A esto le apuesta el gobierno de Joe Biden. Esto va dirigido al sector de mayores de 40 años en el electorado norteamericano, los que vivieron el antagonismo EU-URSS.

Con esta estrategia, el equipo de Biden socava la narrativa de MAGA, que se ve desplazada por la belicosidad del globalismo, y con ello busca restarle apoyo del Partido Republicano a Trump.

En cuanto a los aspectos de política exterior, Biden inicia un conflicto más, pero con la parte menos fuerte del trípode de potencias económicas, industriales y militares, conformado por China, Estados Unidos y Rusia. No es lo mismo meterse con el Gran Dragón Rojo, que con el oso.

Trump y Vladimir Putin sostuvieron buenas relaciones bilaterales, muy lejanas al conflicto, al grado que los demócratas y parte del deep state no dejan de insistir en que Rusia habría intervenido en las elecciones de 2016 y del 2020 a favor del neoyorkino.

A nivel geoestratégico, Estados Unidos, con Trump, mantuvo cercanía con Rusia, y un claro enfrentamiento con China. Biden hace lo contrario: cercano a China, busca enfrentar a Rusia, con lo que también busca golpear al trumpismo.

Realmente, de facto, Biden le hace el trabajo sucio a China, potencia que sonríe ante los conflictos entre sus dos principales competidores militares. Biden le abre camino a la hegemonía china, en lugar de enfrentarla.

Para como está la deuda externa de Estados Unidos, casi duplicada, pasando de los 2.25 billones de dólares a 4.59 billones (datos de 2019), ante un país dividido políticamente por las elecciones, y con China pisando los talones norteamericanos en todo el mundo, no parece la mejor decisión iniciar un ataque contra Rusia. Sería más razonable, mil veces, tejer una alianza con Rusia —además de la que ya existe con QUAD y con la Unión Europea— para encarar a China. No cabe duda que hay una agenda secreta del globalismo con el Dragón Rojo.

https://panampost.com/

1 comentario:

  1. Para como está la deuda externa de Estados Unidos, casi duplicada, pasando de los 2.25 billones de dólares a 4.59 billones (datos de 2019), ante un país dividido políticamente por las elecciones, y con China pisando los talones norteamericanos en todo el mundo, no parece la mejor decisión iniciar un ataque contra Rusia. Sería más razonable, mil veces, tejer una alianza con Rusia —además de la que ya existe con QUAD y con la Unión Europea— para encarar a China. No cabe duda que hay una agenda secreta del globalismo con el Dragón Rojo.

    ResponderBorrar