La política exterior de un país no determina el resultado de una confrontación electoral. Dicha afirmación es válida, en general, aunque no de manera definitiva.
En EE.UU., el proceso ardiente que se vive para escoger al Presidente es legítimo pero no es una elección directa, como en la gran mayoría de las democracias mundiales. Son los colegios electorales, por tanto, de manera indirecta, los que determinan la ascensión a la Jefatura de Estado y de Gobierno más poderosa del planeta.
La trascendencia es importante para Venezuela y los demás Estados; Nicaragua, Bolivia -que vuelve al redil-, México y Argentina, entre los grandes, en la órbita del Castro Chavismo destructivo.
Sólo maldad, crueldad y ataque mortal a las instituciones, a la libertad y dignidad de los venezolanos, con la adición perversa de dineros provenientes de la corrupción, situada en torno a 180.000 millones de dólares, equivalente a 2/3 de la deuda externa nacional.
Los esfuerzos que se realizan para recuperarlos son esenciales para enjugar los gastos indispensables en los que deberá incurrir el gobierno legítimo a fin de restaurar el deterioro sin medida que ha sufrido la República en estos 21 años de ignominia.
Esa es la última razón de mi propuesta, una Intervención Multilateral, en contraste con la contra legem y harto desprestigiada Intervención Unilateral, providencia jurídica a la cual han apelado tradicionalmente las grandes potencias para proteger sus excolonias e intereses particulares. De allí que la alternativa viable es la regional, a partir de la OEA, con fundamento en su Sistema Jurídico en pleno vigor, lejos del Consejo de Seguridad de ONU erigido, a día de hoy, en muro insalvable y repugnante a la defensa de los derechos del hombre y del ciudadano. Es la fórmula adecuada para derrumbar la abyecta tiranía que ostenta el poder en Venezuela.
Evocar la Responsabilidad de Proteger o R2P es simplemente el ejercicio de una obligación de toda la comunidad internacional. En pocas palabras, un deber tanto de las organizaciones internacionales como de los Estados.
En estas horas aciagas, o Trump o Biden, con el apoyo de ambos partidos, republicanos y demócratas, deberán decidirse por esta vía de solución al conflicto venezolano en favor de la democracia, la libertad, la seguridad y la paz del continente americano.
EE.UU., miembro principal, sede de la nueva Organización de Estados Americanos, restablecida gracias al esfuerzo tenaz de Luis Almagro, con el precioso legado de la vieja Unión Panamericana en su mano, tiene la institución jurídico-política idónea para inaugurar con vientos de fronda una nueva etapa de su acción exterior.
En alguna ocasión, el Presidente Andrés Pastrana, me decía, en referencia al Plan Colombia, de relevante ayuda al combate contra el narcotráfico, que no era posible emprender acciones políticas de envergadura sin el acuerdo entre los dos grandes partidos norteamericanos. Trump o Biden, Biden o Trump, deben acordarse, difícil pero no imposible. Recuerdo ahora la frase lapidaria del gran historiador malagueño, don Antonio Cánovas del Castillo: en política, lo que no es posible es falso.
Evocar la Responsabilidad de Proteger o R2P es simplemente el ejercicio de una obligación de toda la comunidad internacional. En pocas palabras, un deber tanto de las organizaciones internacionales como de los Estados. En estas horas aciagas, o Trump o Biden, con el apoyo de ambos partidos, republicanos y demócratas, deberán decidirse por esta vía de solución al conflicto venezolano en favor de la democracia, la libertad, la seguridad y la paz del continente americano.
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