Dos días seguidos, esta semana, de incursiones de aviones de reconocimiento chino sobre bases militares de Taiwán no amedrentaron a la presidenta Tsai Ing-wen. La Dama de Jade, como la bautizaron en la prensa de su país después de asegurar que era una gran admiradora de Margaret Thatcher y Angela Merkel, está dispuesta a plantarse frente al poderoso gobierno chino a pesar de que sabe que el gigante podría acabar con la diminuta isla taiwanesa de un estornudo. El régimen de Beijing lo viene intentando desde que en 1949 la isla se convirtió en el refugio de los nacionalistas derrotados por el Ejército Rojo de Mao Tse Dong. Lo reclama como un territorio propio. Pero atacar a Taiwan es enfrentarse a Estados Unidos, su protector. Setenta años más tarde, la situación no se modificó demasiado, pero ahora hay una diminuta mujer amante de los gatos que parece estar preparada para enfrentar al iracundo dragón del continente.
El enfrentamiento se agravó después del rotundo triunfo de Tsai en las elecciones de mayo pasado en las que obtuvo más de 57% de los votos. Su partido, el Democrático Progresista (PDP), que busca la independencia absoluta de Taiwán, también logró mantener la mayoría en el Parlamento. Allí Tsai inauguró su segundo mandato con un fuerte discurso en el que dijo que no permitirá nunca que Beijing “degrade” el estatus internacional de su país y vuelva a someter al territorio al dominio del gobierno comunista. “No aceptaremos el uso por parte de las autoridades chinas del principio `Un país, dos sistemas´ para degradar a Taiwán y socavar el estatus quo en el estrecho (que separa a ambos contendientes). Nos mantenemos firmes en la defensa de este principio”, proclamó la mandataria. La premisa fue ideada por el entonces líder Deng Xiaoping para recuperar el control de las antiguas colonias de Hong Kong y Macao. El gobierno chino respondió diciendo que considera la “reunificación” con Taiwán como un paso inevitable. “Nunca dejaremos espacio para las diversas formas de actividades separatistas encaminadas a la independencia de Taiwán”, lanzó el portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán de Consejo de Estado chino, Ma Xiaoguang.
China venía apostando a que la Dama de Jade cayera por su propio peso. La primera presidencia de Tsai no habían estado exenta de dificultades. Los intentos de promover la energía verde terminaron con cortes de electricidad, la oferta de dos días libres a la semana para todos los empleados fue rechazada en medio de acusaciones de perjudicar, en lugar de aumentar, los ingresos y las vacaciones de los trabajadores. Convertir a Taiwán en la primera sociedad asiática en la que el matrimonio entre homosexuales es legal -una medida que le valió elogios en todo el mundo- también perjudicó su popularidad en el país. No se sabía si se presentaría a un segundo mandato, ya que un antiguo subordinado la desafió en las internas de su partido y, en un momento dado, su índice de aprobación alcanzó el 15%. Pero fue, paradójicamente, China la que la ayudó a ganar decisivamente otros cuatro años en el cargo en las elecciones de enero de 2020. Las presiones provenientes desde Beijing hicieron que la mayoría de los jóvenes taiwaneses la vieran como su bandera de libertad. La lucha contra las imposiciones provenientes de Beijing son primordiales para ellos. El K-pop (música pop coreana) es un asunto muy serio en todo Asia y cuando la discográfica obligó a Chou Tzuyu, el ídolo del grupo Twice, a retractarse por flamear en el escenario una bandera taiwanesa en señal de apoyo a la independencia del continente, todos los errores del primer mandato desaparecieron y Tsai, de 64 años, ganó las elecciones por un impresionante 57%.
Tsai entró en la política en el 2000, cuando fue nombrada ministra de Asuntos Continentales en el gobierno de Chen Shui-bian. Hasta ese momento había sido una técnica independiente. En los noventa fue una de las principales negociadoras de la adhesión de Taiwán a la Organización Mundial del Comercio. Y de allí pasó al Consejo de Seguridad Nacional como asesora del ex presidente Lee Teng-hui. En el 2004 se afilió al Partido Democrático Progresista (PDP) de la coalición panverde y se postuló para las elecciones legislativas. Fue elegida y aprovechó el puesto clave de presidenta de la Comisión de Protección al Consumidor. Se convirtió en una de las parlamentarias más dinámicas y famosas. En enero del 2006, Tsai fue elegida vicepresidenta del parlamento taiwanés, un cargo equivalente al de viceprimera ministra. De ahí a la candidatura presidencial, tenía un corto trecho.
La Dama de Jade es la menor de 11 hermanos de una familia tradicional del sur de Taiwán. Se mudó a la capital, Taipei, cuando tenía 10 años. Su origen étnico es hakka, un pueblo surgido hace unos 1.700 años en el norte de china y que cuando los hunos, los bárbaros, invadieron el país, tuvieron que trasladarse al sur y los residentes de los nuevos territorios los llamaron “invitados” (hakka). Hoy son unos 100 millones de personas diseminados por las grandes ciudades del sur de China y en Taiwán. Uno de los tantos proverbios que utilizan dice que “Sin chinos, dejaría de existir el mundo; sin hakkas, dejaría de existir China”.
Se graduó en derecho por la Universidad Nacional de Taiwán e hizo la maestría en la Universidad de Cornell. Llegó al doctorado en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres en 1984. Nunca se casó ni tuvo hijos, algo que no es muy bien visto en una sociedad como la china donde una chica que llega a los 30 años sin marido, es considerada para siempre una “solterona amargada”. Las redes sociales están repletas de referencias a su supuesta preferencia sexual por las mujeres, pero ella no habla del tema. En una entrevista concedida en 2012 a una revista taiwanesa, Tsai dijo que el hecho de ser soltera le había permitido evitar “luchar una doble guerra” y centrarse en su carrera. En un post de Facebook de ese año, expuso su filosofía: “En una sociedad tradicional, una mujer que nunca se casa se consideraría menos completa”, escribió. “Pero en la sociedad moderna, lo que el matrimonio proporciona también está disponible fuera de los matrimonios, ¿no es así?”. El tema fue utilizado reiteradamente por China para desprestigiarla. En un polémico informe que hizo el general Wang, miembro del órgano semioficial encargado de los contactos con Taiwán, dijo que Tsai “tiene una conspicua duplicidad en su personalidad y su política. Está condenada a vivir en esta contradicción durante toda su vida”. Tsai responde con fotos en las redes sociales junto a sus adorados gatos Xiang Xiang y Ah Tsai.
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En un polémico informe que hizo el general Wang, miembro del órgano semioficial encargado de los contactos con Taiwán, dijo que Tsai “tiene una conspicua duplicidad en su personalidad y su política. Está condenada a vivir en esta contradicción durante toda su vida”. Tsai responde con fotos en las redes sociales junto a sus adorados gatos Xiang Xiang y Ah Tsai.
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