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La elección del asesor de Donald Trump para el hemisferio occidental, Mauricio Claver-Carone, como el primer presidente estadounidense del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fija una nueva ruta sobre esta institución, tras lograr un consenso de al menos 23 países para esta votación.
De acuerdo con EFE, Claver-Carone obtuvo más del 66% de los votos cuando el mínimo necesario era 50% y asumirá sus funciones el 1 de octubre. Dirigirá el BID por los próximos cinco años.
La polémica en esta elección no faltó. Antes de dejar en manos de un norteamericano, Argentina inició una campaña por demás desafiante – meses antes de la elección – en contra del candidato estadounidense, estrategia que no conseguía votos por parte de los asociados. La posición del país argentino, además, tuvo el apoyo de Chile – algo que le valió muchas críticas a Piñera – y, en un principio, de México, que al final terminó girándose hacia el candidato de su principal aliado comercial: Estados Unidos. Dejando desnudas a Argentina, Chile y otros países que se oponían a la elección de Claver-Carone.
Ahora, la designación de un hombre de confianza del presidente Trump ofrece una lectura que llama la atención sobre el propósito de renovación que se marca dentro de la institución, siendo su quinto presidente en más de 60 años de funcionamiento.
Además de ello, hay una arista en particular dentro de los planteamientos de Mauricio Claver-Carone que están en la mesa y se enfoca en poner fin a las políticas del banco centradas en China.
En la última década el BID ha tenido ciertos intercambios con el gigante asiático en materia económica. En 2015 se amplió una alianza de parte de la institución con el Banco Popular de China (PBC en inglés), con miras a «promover la cooperación entre China y América Latina y el Caribe (LAC)», tal como reseñó un comunicado de prensa emitido en aquella oportunidad.
Las cooperaciones en específico esgrimían tópicos como la organización de eventos conjuntos para desarrollar temas de interés mutuo, así como «apoyar el intercambio de conocimiento entre expertos chinos y de LAC en una variedad de áreas, e identificar nuevas y estratégicas prioridades conjuntas», que incluyen un fondo de cofinanciamiento entre los firmantes cuyo monto era de 2 000 millones de dólares establecido en 2013.
El acuerdo firmado por el vicegobernador del PBC en aquel momento, Yi Gang, y el entonces presidente del BID, Luis Alberto Moreno, marca aparte de un fortalecimiento de lazos con una institución de gran poder y con marcado proceder comunista en la figura de su representante asiático.
Yi Gang fue designado posteriormente como el gobernador del PBC por el presidente chino Xi Jinping en marzo de 2018, año en el que también firmó acuerdos de alto nivel con el régimen de Nicolás Maduro, para subsidiar una vez más los acaudalados financiamientos que la dictadura suele pedir.
La participación del Banco Popular de China en negociaciones con el BID deja ver cómo el régimen de Xi Jinping y de último el Partido Comunista Chino (PCCh) han buscado un modo de influenciar en organismos internacionales de peso en el continente americano, algo que se frena con la llegada de Claver-Carone en la institución que ahora tendrá a su cargo.
De hecho, su promesa para llegar al puesto que ocupará en octubre estuvo por dos vertientes: hacerle un gran contrapeso a China, así como minimizar sus inversiones en hemisferio occidental y también mejorar la coordinación regional.
No es un secreto que siendo uno de los hombres que se encuentra en puestos estratégicos dentro del Gobierno del presidente Donald Trump, Claver-Carone tenga una consonancia de discurso y acción en relación con tópicos álgidos en referencia a Latinoamérica.
Del mismo modo, su línea siempre se ha caracterizado por ser dura frente a Cuba y el régimen de Venezuela. Esta postura, aunado a sus estrategias le ganó un puesto como el principal asesor de Trump para Latinoamérica, desde donde se ha encargado en múltiples ocasiones de denunciar los vínculos de Nicolás Maduro con el terrorismo y otras actividades ilícitas.
«Nicolás Maduro es quien preside el Cartel de los Soles. Seguimos muy cercanamente todos los movimientos del narcotráfico de Venezuela y son muy preocupantes», reiteró recientemente, al ser cuestionado sobre el tema «Venezuela» y la agenda del presidente Trump para Latinoamérica.
De acuerdo con el Centro de Investigación de de Crimen Organizado (Insight Crime), el término “Cartel de los Soles” es usado para describir a los grupos al interior de las fuerzas de Seguridad de Venezuela que trafican con cocaína.
Hoy, este abogado de raíces cubanas y estadounidenses inicia una cruzada en una institución que por primera vez en la historia cede la batuta a un líder que no es latinoamericano. Un movimiento astuto y también calificado como un logro para Latinoamérica y el Caribe.
El BID nació en 1959 en el seno de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y solo había tenido cuatro presidentes: Felipe Herrera (1960-1970), Antonio Ortiz Mena (1970-1988), Enrique Iglesias (1988-2005) y Luis Alberto Moreno (2005-2020). Claver-Carone fue enfático al aclarar que su mandato solo será de un lustro y pretende cambiar las reglas para que quienes estén por venir cumplan con el mismo tiempo en el cargo.
El BID nació en 1959 en el seno de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y solo había tenido cuatro presidentes: Felipe Herrera (1960-1970), Antonio Ortiz Mena (1970-1988), Enrique Iglesias (1988-2005) y Luis Alberto Moreno (2005-2020). Claver-Carone fue enfático al aclarar que su mandato solo será de un lustro y pretende cambiar las reglas para que quienes estén por venir cumplan con el mismo tiempo en el cargo.
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