Por otro lado, un artículo del portal argentino RED/Acción plantea que sólo 2% de los nativos digitales es capaz de identificar una fake news. Es decir que las generaciones más jóvenes están teniendo problemas para diferenciar información verídica de la falsa, derribando el mito de que esta es una práctica de adultos mayores.
Más allá de nuestra edad, al desconocer sobre algunos temas, somos propensos a caer en noticias falseadas. Y aunque estas prácticas han sido asociadas por lo regular a lo electoral y político, el área donde tienen mayor presencia es en los temas de salud. Situación que evidencia un riesgo, pues se crean matrices de opinión que alejan al ciudadano de la realidad.
La necesidad de desmentirlo
Podemos mencionar un caso asociado a la pandemia de la COVID-19 para ilustrar cómo, ante la información falseada, se hace fundamental la acción de medios y líderes de opinión que desmientan de ser necesario. Acción que tomaron tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el gobierno francés, al desmentir a través de Twitter el uso de la cocaína para prevenir el coronavirus.
¿Qué pasa cuando es un líder político quien desinforma?
Si bien comprendemos la importancia de medios, expertos y líderes de opinión para dar credibilidad a la información, qué pasa cuando justo son estos quienes propagan datos erróneos. Ejemplo: las declaraciones ofrecidas por el presidente estadounidense Donald Trump al afirmar que el uso de la cloroquina (un aditivo para limpiar peceras) funcionaba para atender a pacientes con coronavirus. Luego, se registró la muerte de un hombre por ingerirlo.
En la anatomía de una fake news nos encontramos con respuestas a dudas, miedos, y puntos de dolor. Por eso, si encontramos información sobre el tiempo límite para la cuarentena, la fecha del lanzamiento de la vacuna o el tratamiento efectivo, pues sentiremos el impulso de compartirlo.
¿Cómo identificar una fake news?
No te conformes con el titular, busca más información. Es decir, debes ser capaz de conocer a detalle sobre el hecho.
Identifica elementos que complementen la noticia. En un mundo multimedia busca registros fotográficos, videos, audios, entre otros.
Sigue fuentes confiables y refuta cualquier información suelta.
Crea tu propio proceso de curaduría de la información: qué quieres recibir, los medios con los cuales te sientes cómodo con su posición editorial. Una práctica sugerida es suscribirse a una lista de newsletters de medios.
¡Informar es una responsabilidad!
En este mundo, donde Internet es un derecho humano, las prácticas periodísticas para el tratamiento de la información exigen un criterio cada vez más acertado. Por esa razón, han surgido portales de verificación de información como Chequeado, en Argentina; Verificado, en México; Maldito bulo, en España; Cocuyo chequea, en Venezuela, y así por mencionar algunos.
Ante esto, la comunidad Chicas Poderosas en Argentina publicó algunas recomendaciones como el refuerzo de la relación con las audiencias y la creación de un canal para alimentar a la comunidad con información verificada.
Si bien establecer estos criterios no nos hace menos vulnerables al momento de recibir una fake news, ejercitamos el sentido común, asumimos la responsabilidad de lo que compartimos y podemos ser pieza para detener la cadena de la desinformación.
...al momento de recibir una fake news, ejercitamos el sentido común, asumimos la responsabilidad de lo que compartimos y podemos ser pieza para detener la cadena de la desinformación.
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