A mediados del año 2012 dimos inicio en el Estado Zulia a un sueño de la Fundación La Verdad con una propuesta editorial que complementara el trabajo periodístico del diario La Verdad. La intención era llevar a la sociedad venezolana y la zuliana en particular, temas de interés históricos, económicos, políticos, culturales y otros, al mismo tiempo que permitiera destacar el trabajo de autores regionales, fundamentalmente, y de otras latitudes, si fuera el caso.
Comenzamos las actividades del programa editorial con la publicación de un libro de mi autoría que lleva por título: “El extravío revolucionario. Degradación política y desbarajuste económico”. Lamentablemente la situación política arreció, sobre todo contra los medios de comunicación social, lo cual no permitió el avance de ese prometedor programa. De hecho, la propia Fundación, desde más de dos años ha tenido que “suspender” sus actividades hasta nueva oportunidad.
Como digo en la introducción del libro en mención, no cabe la menor duda que la práctica política en el país se ha degradado, se ha envilecido, tanto por las apetencias personales como por la falta de ética y de moral en su ejercicio cotidiano, muchas veces encubierto con un ropaje ideológico o de lucha por los más desposeídos, dándole un toque de sensibilidad social. Por eso, no podemos hacer concesiones con quienes han abrazado la política como propósito de vida.
“El extravío revolucionario” fue un término acuñado por Hanna Arendt para referirse al pensamiento de Maquiavelo y aun cuando la pérdida de escrúpulos y de valores en Venezuela son evidentes como causa principal de la descomposición social que sufrimos los venezolanos, el liderazgo político de la oposición parece que no aprende y hoy luce extraviado también en sus propias contradicciones, ambigüedades y ambiciones.
El extravío de la oposición hoy no es de todo el liderazgo político, afortunadamente, hay matices y salvedades. La historia política y económica de Venezuela nos revela una sucesión de hechos desafortunados y de francos desatinos que nos han traído a esta trágica e indeseable situación. Pero, no es disparando contra los que nos acompañan o buscando soluciones fáciles para problemas complejos, o mostrando celos y apetencias inoportunas e indebidas como vamos a Salir de esta podredumbre. No es tratando de cambiar de jinete en plena carrera porque no nos gusta, es aportando y apostando a la unidad de todos los sectores y factores; es rechazando la retórica obscurantista y las falsas posturas mediadoras como nos vamos a liberar del yugo socialista.
No podemos esperar la transformación de los viles y mediocres en hombres virtuosos ni tomando el camino de los imbéciles que nos aparta de la ruta ya trazada hasta que cese la usurpación, tengamos un gobierno de transición y vayamos a unas elecciones confiables y transparentes, no nos extraviemos. Enfoquemos toda nuestra fuerza y entusiasmo en generar confianza entre nosotros mismos y en el triunfo de nuestra causa que es el triunfo de la esperanza por construir un mundo mejor para las próximas generaciones.
El extravío de la oposición hoy no es de todo el liderazgo político, afortunadamente, hay matices y salvedades. La historia política y económica de Venezuela nos revela una sucesión de hechos desafortunados y de francos desatinos que nos han traído a esta trágica e indeseable situación. Pero, no es disparando contra los que nos acompañan o buscando soluciones fáciles para problemas complejos, o mostrando celos y apetencias inoportunas e indebidas como vamos a Salir de esta podredumbre. No es tratando de cambiar de jinete en plena carrera porque no nos gusta, es aportando y apostando a la unidad de todos los sectores y factores; es rechazando la retórica obscurantista y las falsas posturas mediadoras como nos vamos a liberar del yugo socialista.
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