Los procesos de producción guiados por la ciencia y la tecnología lideran la producción e introducen nuevos conceptos sobre globalización , productividad, interés, tasa de ganancia; la tasa de interés crece más rápido que la del producto; las viejas instituciones se resquebrajan, la participación democrática y las necesidades de un mundo en un ambiente sin contaminación constituyen los signos de esta época.
El progreso económico parece entrar en conflicto con la libertad, así lo evidencia China, Vietnam, Corea. Las luchas de los pueblos por lograr prosperidad económica, chocan con el conservadurismo, de Trump, Bolsonaro, entre otros.
Algunos gobernantes han formulado programas económicos que pretenden afianzar el capitalismo pero en la mayoría de los casos lo que han logrado es incrementar la desigualdad social y la miseria y no atender suficientemente los graves problemas de pobreza, miseria, educación salud; esto ha traído como consecuencia un creciente descontento que en días pasados tubo explosiones en Ecuador, Chile y Argentina.
Estos conflictos tienen la característica de ser globales, impulsados por canales políticos fuera de los partidos y en un entorno dónde el sistema capitalista no está en peligro; porque las grandes potencias que lideran la economía mundial se mueve más por conquistar el liderazgo que por los cambios estructurales
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