Esta la puerta abierta, juntemos nuestros sueños
para espantar al miedo, que nos empobreció
Alberto Cortés
Alguna vez, seguramente, Ud. ha experimentado el miedo físico, ese que le hiela la sangre y que lo paraliza. Imaginemos, por ejemplo, que u está durmiendo en su habitación. Esta está a oscura. Ud. y su esposa, escuchan que alguien ha entrado en ella. Sigilosamente, el intruso, se acerca a su cama, u y su esposa esta en ya estresados ya liberan ese montón de sustancias químicas que causan, entre otras cosas, que el corazón y la respiración se aceleren o que el cuerpo se ponga tenso, ya lo ha inmovilizado atándole a la cabecera de la cama, le desgarra ((desgarra viene aquí de garra) la ropa a su mujer.
Puede ser otro ejemplo, pero piense en cualquier otro que le produciría la misma sensación de parálisis. Puro miedo a sufrir las terribles “sensaciones dolorosas derivadas de un estímulo externo real o imaginario”, porque, después de todo, u, puede estar teniendo una pesadilla luego de ingerir antes de acostarse la terrible latica de atún con ensalada mexicana de“Atún Eveba”.
Pues bien, el miedo que nos han producido estos veinte años de gobierno, especialmente, los últimos seis, es peor. Es miedo social, pero no cualquier miedo social, por ejemplo, no es el clásico miedo social, hoy de moda, que ha sido llamado “Bullying” o acoso, es un miedo que se nos ha instalado en “nuestro mundo de vida” y que asume varias formas: es miedo al desempleo, es miedo a la inseguridad alimentaria, a la inseguridad jurídica, personal, miedo a enfermarse, miedo a la inseguridad simbólica, ese que se expresa en el hecho de que hoy no nos sentimos convocados por ningún referente, llámese partido político o cualquier institución, con la salvedad de la iglesia, explicado porque al entrar en crisis todas utopías sociales, la gente, empieza a pensar en utopías trascendentes, después de todo el cielo solo parece valer una misa.
Pero sobre todo lo que nos sobrecoge a los venezolanos es el miedo a la incertidumbre. A esa sensación increíble de no saber que pasara, por ejemplo, mañana, de no saber contabilizar, ni calcular nuestro futuro ni el de las personas que amamos. De no saber, sobre todo, con los menguados recursos que hoy tenemos, no solo económicos, sino personales y de competencia, como reducir a márgenes manejables la artificial incertidumbre que el gobierno ha producido con sus erradas políticas, precisamente porque quien está en posibilidad de hacerlo es el mismo, pero no puede hacerlo o no quiero hacerlo, entretenido permanentemente porque el único objetivo es quedarse en el poder.
Si me preguntan qué hacer, qué debemos hacer, les responderé que el epígrafe de la canción de Alberto Cortés sería una buena manera de salir de esta cosa que legítimamente puede llamarse como Ud. quiera menos democracia. Pero, para la materialización de ese deseo debemos vencer, precisamente el miedo que nos paraliza y sobre todo gritarle a la peor oposición que el país ha tenido en toda su historia que no hay manera de salir de este régimen si no es a través de una sólida unidad que proponga un nuevo orden que se encargue de las demandas de la gente y que se encargue, también, de construir un nuevo encanto y afecto por la democracia que un día esa misma gente que hoy padece se encargo de enterrarla.
@RojasyArenas
http://verdadesyrumores.com/
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