Venezolana denuncia: “Nos engañan, nos engañan, no nos llega la comida, estamos cansados. Se burlan de nosotros”. (Flickr)
Mientras en la mayor parte del mundo las personas se preparan para finalizar el año, en Venezuela la preocupación de sus ciudadanos es otra. Las protestas por las promesas incumplidas del Gobierno, la falta de alimentos y otras carencias son el principal foco de atención en esta época que debería ser de festividades.
“No podemos seguir así, nos estamos muriendo”, manifestó una habitante de Catia, una de las zonas populares de la capital que ha decidido protestar contra el régimen chavista por la escasez alimentaria.
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Mientras tanto, contrario a lo que se espera de un buen Gobierno, el presidente Nicolás Maduro ha optado por ordenar “mano dura” y “poder de fuego” contra los manifestantes que exigen lo que por derecho les corresponde.
“No dejemos que vuelvan a resurgir los grupos violentos y terroristas, como los que vivimos entre el mes de abril, mayo, junio y julio, no bajo ninguna modalidad”, dijo el dictador en referencia a la ola de protestas antigubernamentales que se desataron durante esos meses.
Es importante recordar que las protestas iniciaron debido a que el régimen había prometido regalar comida a las zonas más pobres por las fiestas navideñas, sin embargo, el alimento nunca llegó.
“Este Gobierno no sirve (…) sí, voté porque creía en esto. Pero últimamente no me llega comida, no me llega nada. (…) ¿Qué mamadera de gallo es esta?”, dijo otra manifestante de Roca Tarpeya, otra zona popular de la capital.
El régimen se excusó acusando a Portugal de “sabotear” el pernil que supuestamente iba a ser importado de Colombia y entregado al pueblo venezolano.
“Con la entrega del pernil nos sabotearon. Un país en particular, Portugal. Porque nosotros compramos todo el pernil que había en Venezuela, pero teníamos que comprar afuera para completar y nos sabotearon la compra del pernil”, dijo Maduro. “Yo hice un plan y lo hemos cumplido, pero nos sabotearon con el pernil (tradicional alimento en Navidad en Venezuela). Fueron saboteados los barcos que los traían”, añadió.
Colombia y Portugal desmienten a Maduro
El ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, Augusto Santos Silva, rechazó las acusaciones del régimen venezolano. “El Gobierno portugués no tiene, sin duda, este poder para sabotear el envío del pernil”, dijo. Santos Silva explicó que “no exporta pernil ni a Venezuela ni a ningún país del mundo”.
Luego de que Portugal rechazara las versiones del mandatario venezolano, el ministro de Agricultura Urbana de Venezuela, Freddy Bernal, optó por redirigir las acusaciones a otro país. De acuerdo con el ministro Venezolano, fue Colombia el culpable de “retener las 2.200 toneladas de pernil” que, según él, fueron pedidas por Venezuela.
Sin embargo, la directora de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN), Natasha Avendaño, también negó las acusaciones realizadas por la dictadura chavista.
“Tenemos reglas claras sobre cómo realizar exportaciones. Únicamente recibimos una consulta informal en Cúcuta para informarles cómo funcionan los trámites, pero nunca se hizo una petición formal”, aclaró la directora de la DIAN. Es un trámite “muy fácil que tarda medio día”, dependiendo de la agilidad de quien completa el formulario, resaltó Avendaño.
Maduro ahora también responsabiliza al presidente del Parlamento de “sabotear” importaciones
Como si no hubiesen sido suficientes los acusados, el dictador venezolano también decidió responsabilizar al jefe del Parlamento, el opositor Julio Borges, de sabotear las importaciones.
“Julio Borges está en el exterior conspirando para que no le lleguen los productos a Venezuela”, aseveró Maduro durante su programa radial semanal.
Según el dictador, Borges se encuentra “conspirando para que nadie le venda ni un solo producto a Venezuela, para que no llegue a Venezuela un barco, para que las importaciones necesarias no lleguen”.
Como si se tratara de un chiste el hambre de los venezolanos, y como es común en el Gobierno de Maduro, los intentos de zafarse de sus malas gestiones se basan en las acusaciones a otros países o a la oposición venezolana. El dictador constantemente atribuye la hiperinflación, el desabastecimiento y otros problemas por los que atraviesa el país a bloqueos internacionales o conspiraciones de la oposición.
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Aunque el Gobierno de Nicolás Maduro no admite el porcentaje inflacionario, basta con ver el constante aumento del valor del dólar para darse cuenta de la desvirtualización monetaria que atraviesa el país. De acuerdo con el portal web DolarToday, que registra el tipo de cambio no oficial, el 31 de diciembre del 2016 el dolar se ubicaba en 3.164,72 bolívares; hoy (31 de diciembre del 2017) el dolar se ubica en 111.413,23 bolívares.
ResponderBorrarLa dictadura chavista, que trata de ocultar la terrible crisis económica, no publica datos oficiales desde el año 2015 y culpa a Estados Unidos, al sistema financiero internacional, a empresarios y a la oposición de sabotear la economía del país. Sin embargo, la insostenible situación de Venezuela cada vez es más evidente y el régimen queda cada vez más expuesto a nivel nacional e internacional.
ResponderBorrarLa canasta básica familiar, según cifras del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas), se ubica en 13.883.365 bolívares (USD $125) lo que equivale a más de 70 salarios mínimos, que se ubica en 177.000 bolívares (USD $1,5). Los precios aumentan de una semana a otra, y solo en este mes de diciembre la inflación mensual alcanzó el 81 %. A esto se le suma la escasez de alimentos, medicamentos y todo tipo de productos esenciales debido a los controles de precio, la poca producción y la ausencia de divisas para importaciones.
ResponderBorrar“Venezuela produce solo el 30 % de la comida que requiere. No tiene dólares para pagar sus deudas. Está en proceso de default. No le alcanza para importar alimentos y medicinas. Tiene la inflación más alta del mundo. Está aislada y el régimen hace agua”, señala el economista José Toro Hardy.
ResponderBorrarLa desesperación en Venezuela es tal que muchos venezolanos se ven obligados a escarbar en la basura para buscar desechos que puedan servir de alimento.
50 toneladas de pernil no le serán suficientes a la dictadura para cubrir a toda la problación venezolana que en estos momentos se encuentra sumergida en una crisis propiciada por las políticas del socialismo del siglo XXI. Además, este alimento solamente será un paliativo para la noche de fin de año de algunas familias, y las posibilidades de que el régimen pueda cubrir las necesidades de los venezolanos durante el 2018 son casi nulas.
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