"Mientras menos se piense mejor, más fácil la tarea de los que se han hecho mediante la demagogia del poder", destaca el escritor y profesor jubilado de la Universidad Central de Venezuela
Fernando Rodríguez no deja de opinar sobre la realidad y la política venezolana. Primero desde el —ahora— semanario "Tal Cual", donde pasó ocho años por su cercana relación con Teodoro Petkoff, y en los últimos tiempos desde "El Nacional". Filósofo, politólogo y poeta ha sido presidente de la Cinemateca Nacional de Venezuela, director y profesor jubilado de la escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela y miembro de la directiva del partido político Izquierda Democrática.
Bajo su perspectiva, la saturación del tema político en los últimos años "le ha devuelto a un país irresponsable y gozón la conciencia y la moral colectiva" y aunque no cree que la "hora final" del gobierno de Nicolás Maduro venga directamente de la Asamblea Nacional y el juicio político le hacen, está seguro de que hacerlo "tiene una enorme carga política y simbólica".
Con la misma convicción con la que afirma que la Mesa de la Unidad Democrática es "el aparato indispensable para lograr la cohesión y la victoria definitiva", asegura que en Venezuela si la izquierda sobrevive "será democrática".
¿Tendrá algún efecto este juicio político al presidente Maduro?
Aunque no es nada sensato andar prediciendo en política, mucho menos en un escenario tan descoyuntado como el venezolano, y en especial bajo un gobierno que ha hecho de la mentira pura y dura, de la demagogia sin freno y la ignorancia de todo tipo las claves mayores de su perfil ideológico. A pesar de todo ello, que hace tan volátil nuestro presente y futuro, me atrevería a decir que este gobierno está ya en la agonía. Y que va a morir pronto electoralmente, probablemente por elecciones adelantadas. La crisis económica es de tales magnitudes y crueldad, la opinión planetaria tan opuesta al gobierno, los sacrilegios institucionales de tal magnitud y la pérdida de apoyo popular tan gigantesca, que la mafia en el poder tiene que ceder para poder tener un mínimo de sobrevida en el futuro y algo de clemencia para sus monumentales delitos, que van desde la corrupción más escandalosa al narcotráfico con y sin charreteras. La verdad que no sé qué alcance real tendrá el juicio que le ha montado la Asamblea, posiblemente no venga directamente de allí su hora final, pero sí es seguro que tiene una enorme carga política y simbólica. La Asamblea es la voz del pueblo, constitucionalmente hablando.
"En política poco importa la intención"
A quienes desconocen la autocrítica y persisten en el error contumaz, ¿qué moral, qué ética les asiste para erigirse en ductores de la vida pública y hasta en poseedores de la verdad?
Yo creo que se ha abusado mucho en tiempos recientes de la ética. Se colocaba en todos lados. Posiblemente es producto del individualismo extremo reinante en nuestras sociedades, su rechazo de las instancias e ideales colectivos. De allí la minusvalía de la política, la antipolítica. O el surgimiento de aberraciones de ésta como Berlusconi, Putin, Trump o Chávez. Una cosa es la política, que yo definiría como el arte de solucionar conflictos societarios en paz y por medio de la palabra intercambiada e igualitaria, y otra la ética que remite más a la esfera individual e íntima, a las motivaciones de nuestras decisiones y acciones. En política poco importa la intención, que en la ética o en algunas escuelas de ésta es lo capital. Claro que hay momentos en que ambas cosas se cruzan pero hay también que hacer esfuerzos para no fundirlas so penas de caer en un espiritualismo tonto o en un pragmatismo ciego.
¿Es partidario del diálogo? ¿Considera que en medio de esta situación hay razones para confiar en que este diálogo gobierno-oposición arrojará resultados positivos?
Si el Vaticano ha mandado a su intermediario y Francisco ha recibido al pecador de Maduro, si el Departamento de Estado se ha empeñado por el diálogo como no lo ha hecho por otras cosas no menos importantes en nuestro subcontinente, si el gobierno que ha sembrado como ningún otro el odio entre los venezolanos ahora habla de paz y amor, de conciliación, algo se está moviendo ahí. Y si la MUD ha terminado por aceptar sentarse con semejantes truhanes, muchas veces picada de culebra, también debe ser por algo inmediato y concreto. No creo que para un dialogo al estilo Santos-FARC, para unos cuantos años. De todos modos hay que multiplicar las victorias políticas para que la culebra no se vaya a alebrestar otra vez, para que el alacrán no ejerza su naturaleza. Victorias tan rotundas y decisivas como la marcha del miércoles. Sin esas luchas de calle e institucionales puede pasar cualquier cosa, que las palabras se las lleve el viento por ejemplo.
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