No es un escenario irrealista que el precio del crudo llegue a los 20 dólares estadounidenses (US$) por barril. Aunque es probable que ello no suceda, lo cierto es que existen una serie de factores que pueden llevar dicho precio a ese nivel. Algo que no lo descarta Bloomberg, la conocida firma de análisis e información económica, y una eventualidad para la que el gobierno ha dicho estar preparado.
El más reciente de esos factores es el acuerdo marco al que han llegado los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania, conocidos como G5+1, e Irán sobre su programa nuclear. De llegar a feliz término este acuerdo, las sanciones económicas contra Irán se levantarían lo que le permitirá exportar su petróleo con mayor fluidez. Las multinacionales petroleras y las autoridades iraníes ya están haciendo planes en ese sentido. Cierto es que esto tomará tiempo, entre otras cosas, porque los campos iraníes requieren de importantes inversiones. Pero el punto es que habrá más crudo en un mercado que de por sí está saturado de oferta.
Sin embargo, a más corto plazo el precio del crudo bien podría sufrir una caída más aguda. Por un lado, la producción en Estados Unidos no se ha detenido tal como se imaginaron que iba a suceder una vez que el precio llegara al nivel de US$ 50. Los llamados productores marginales de Estados Unidos y Canadá, especialmente aquellos que llevan años en el negocio, han logrado tal grado de eficiencia que no les ha afectado significativamente la caída del precio del crudo a US$ 50. Pero quizás más determinante es el hecho de que la capacidad de almacenamiento del crudo en el mundo, especialmente en Estados Unidos, está llegando a su máximo nivel. La especulación de que el precio se recuperará en el futuro induce a su almacenamiento para venderlo mañana a la alza. Sin embargo, con limitadas facilidades de almacenamiento y una demanda de derivados estancada, lo más probable es que las importaciones de crudo se reduzcan en Estados Unidos, lo que provocará una baja en el precio. Además, una vez que en aquel país ha terminado el invierno, que es la época de más demanda de crudo, muchas refinerías entran en mantenimiento.
Un acuerdo para detener la fabricación de bombas atómicas; el desarrollo de una tecnología de perforación horizontal; la limitada capacidad de almacenamiento de crudo en Estados Unidos; inversores que especulan con el precio a futuro; la decisión de los saudíes de proteger su mercado y no el precio del crudo; la política de sanciones a Putin, en fin, todos ellos son factores que han incidido en el precio del petróleo, y que mañana podrían ser reemplazados por otros que nadie conoce y que podrán provocar que el precio suba o baje. Y es precisamente por ello, porque son factores fuera de nuestro control, que es imperativo diseñar políticas económicas responsables y de largo alcance. Más de cuarenta años desde el boom petrolero, y aún no se aprende algo tan elemental.
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Carlos Mendoza Potellá: Los precios están el nivel en donde no pueden bajar mucho más. ...dada la circunstancia de los nuevos petróleos que se acaban de incorporar al mercado, este nivel de entre 90 y 100 es algo así como el piso de una cama elástica, es posible que la perfore, es posible que lleguen más abajo, pero inmediatamente van a rebotar. Esa visión de la inmediatez del rebote partía de la constatación hecha por diversos analistas, según los cuales el costo de producir petróleo “ligero y difícil”, el light tight oil de los esquistos, así como los de aguas profundas y arenas petrolíferas, se ha convertido en el costo marginal de producción, definido éste como el costo de extraer el último y más costoso barril requerido para satisfacer la demanda. Ese costo está ligado en lo fundamental a los precios de largo plazo. Si los precios caen por debajo de ese nivel, no habrá incentivos para producir esos barriles y la demanda se mantendrá insatisfecha hasta que los consumidores estén dispuestos a pagar más.
ResponderBorrarCarlos Mendoza Potellá: Como ahora es evidente, esa visión peca de unilateral y deja de lado los ineludibles componentes geopolítico y especulativo que siempre han acompañado la determinación de la variable precios en el mercado petrolero. De igual unilateralidad pecan, también, los análisis que se centran en la evolución reciente de los “fundamentos del mercado”, oferta, demanda e inventarios y pronostican una larga era de precios limitados por un techo bajo, a nivel de los “costos de equilibrio” de los productores más eficientes del crudo de lutitas norteamericano. Este es el caso de las proyecciones del FMI para el lapso comprendido entre 2015 y 2019, el cual, en su boletín iMFdirect, publica un trabajo de miembros de su staff que, además de cantar loas a los beneficios que para las tasas de crecimiento de la economía global generará la naciente era de precios bajos, estiman un precio de 70 dólares el barril, con unos desmesurados intervalos de confianza, que oscilan entre un mínimo de 38 dólares el barril y un máximo de 115, para un intervalo del 95% y entre 48 y 85 para el intervalo de 68%, rangos suficientemente amplios como para asegurar, en cualquier caso, que ellos siempre lo anticiparon.
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