Desde el mismo día en que fue trasladado hacia al Cuartel de la Montaña, comenzó la preguntadera. Cual será el destino del legado dejado a tan dudoso heredero; perdurará en el tiempo o simplemente ya estamos viviendo el chavismo de los últimos días. Estas son entre otras las interrogantes que no dejan de hacerse las dos mitades, en las que dejó al país, el recordado líder del 4 de febrero. Además, colmadas de una polarización política que amenaza a la misma paz de la república.
Armado con la guía estratégica de las tesis de abril y con el Comité Militar Revolucionario del Consejo de Obreros y Soldados de Petrogrado, Lenin junto a león Trostky, el 25 de octubre de 1917, a las 10:00 de la mañana, le anunciaban al mundo y por supuesto al aguerrido pueblo ruso, la instauración de una revolución, que sólo vio su final cuando el 25 de diciembre de 1991, el propio Boris Yeltsin, disolvió oficialmente a la ex poderosa, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
En la madrugada del 1 de enero de 1959, las victoriosas columnas guerrilleras del Escambray entraron a La Habana. Al día siguiente llegaron las comandadas por Camilo Cienfuegos y el Che Guevara. Mientras tanto Fidel Castro hacia lo propio y tomaba por asalto a Santiago, declarándola capital provisional de Cuba, desde donde proclamó la instauración de su revolución, hasta el sol de estos días cuando resolvió traspasarle todo el poder a su hermano Raúl Castro.
Entre la Rusia de Vladimir Uliánov y la tropicalizada insurgencia de la isla, se sucedieron durante todo el siglo XX, un rosario de revoluciones, que no por casualidad, casi todas han desaparecido o simplemente desde los poderosos Estados constituidos, sus mismos creadores han provocado golpes de timón, como ha sido el caso de la milenaria China, donde un Deng Xiaoping, emprendió radicales reformas económicas de liberalización, haciendo hoy de esa gran nación, una potencia al mejor estilo de las sociedades occidentales, eso si, no dejando de lado su accionar y compromiso social.
Transitará el mismo camino de estas revoluciones el movimiento formado a raíz de la asonada golpista de 1992. Muchas fueron las expectativas generadas y habrá que preguntarse también, como estará asimilando el chavista de calle a este nuevo gobierno, que se ufana con ser también de calle, pero que olvida entre sus nuevos ofrecimientos, que aún están pendientes por desarrollarse, los dieciocho Planes Nacionales de Seguridad, el Plan Agroalimentario de la Planicie de Maracaibo, el programa Todas las Manos a la Siembra, los Cultivos Hidropónicos, el saneamiento del río Guaire, las Areperas Socialistas, la modernización del sistema eléctrico nacional, los Fundos Zamoranos, el Banco del Pueblo, las Empresas de Seguros del Estado, la Contraloría Social y por no dejar en medio de tanta inflación y escasez, el desarrollo de la soberanía alimentaria y la consolidación de la olvidada Superintendencia Nacional de Costos y Precios Justos.
Ya decía el viejo Carlos Marx en su 18 Brumario de Luis Bonaparte, que los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. Y este es el punto crucial que atraviesa en este momento, lo que en el pasado reciente, fueses ese poderoso movimiento político y social llamado chavismo; y por no dejar, quien en este momento quedó con la responsabilidad de garantizar su permanencia en el tiempo.
Cualquiera que se acerque a ese Titanic del siglo XXI, de inmediato se percatará que desde aquel día cuando su ganunciara la posibilidad de no poder seguir al timón, el mismo se adentró por un mal tiempo y en medio de unas aguas procelosas, con la mayoría de sus pasajeros sintiendo que de nuevo habían sido engañados, y que precisamente fue en ese mar de la felicidad, donde se les ahogó su querido Capitán. También saben que en estas circunstancias y las que le han sido legadas en el pasado, el nuevo timonel, ya en este corto período, ha demostrado su incapacidad y falta de pericia, para evitar el naufragio definitivo.
Hacia donde va el chavismo y su maltrecha revolución, no se sabe; pero hasta el último de la tripulación si sabe, que bajo la conducción de este temerario marino y en medio de esta tempestad, no llegará a puerto seguro.
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