Con la hojilla al cuello / Por Douglas Zabala

Desde que surgió el filoso programa,  debo reconocerlo, siempre fui uno de sus espectadores, en parte porque desde allí  emanaba información de interés para la cotidianidad política del país,  y porque no admitirlo, desde ese  mismo programa  en más de una oportunidad, el propio conductor, tuvo el gesto de recomendar,  uno que otro de mis disidentes artículos de opinión.  Ahora  bien,  lo que todavía me cuesta reconocer,  es como un come clavo y traga vinagre,  tan  temerario como el que todas las noches nos invitaba a prepararnos a escucharle su metralla inmisericorde, le hayan salido tantos  tiros por la culata, sólo por el afán de andar de acuseta,  con los servicios de inteligencia del gobierno de Raúl Castro.

Tuve la oportunidad de activar junto a Luis Tascón, en la fundación de su movimiento político  "Nuevo Camino Revolucionario",  y sus últimas declaraciones públicas  las emitió aquí en el Zulia.  Ante una pregunta de un periodista de la región,  señalaba el gocho, que Diosdado tenia tanto poder, que mientras un grupo de nosotros y muchísimo pueblo, se desplegaba  en las calles,  para defender la revolución, otros se dedicaban a acumular poder, capital, y eso es lo que vemos consolidado, una élite de poder.   De manera que lo que hoy pasa a ser un escándalo, ya en el chavismo era un secreto a voces, que ni el mismisimo Hugo Chávez, se atrevía a confrontarlo abiertamente.

Luis murió en su ley, pero no el mismo camino ha escogido, a quien de forma retorcida, después de echarle leña a la candela, salió a gritar: ¡Montaje!   ¡Mossad!  ¡CIA!,  y  cuanto alegato medroso  ha conseguido para desmentirse y descargar ahora, todos sus tiros flojos contra el mensajero, a pesar de ser él, no sólo el creador del mensaje,  sino  y esto quizás sin proponérselo,  el vocero de una mayoría chavistas,  que hoy se siente frustrada,  ante la debacle de los valores éticos y revolucionarios,  de eso que ya casi  nadie se acuerda en llamar proceso, y que los más señalados en el dosier enviado  al alto gobierno cubano, se desgarran las vestiduras,  al defender las hilachas que van quedando del traje reivindicador,  que en otrora  nos vendiera como la salvación del siglo XXI,  aquel que descansa en la colina del 23 de enero.

A  Diosdado no le importa nada, a él lo que le importa es el dinero y el poder;  Maduro está obligado a seguir la senda del comandante y a poner a la pared a Diosdado Cabello; La única forma de parar a Diosdado es demostrar que es un corrupto.  Estos señalamientos en boca de la corneta  oficial del gobierno y que todas las noches entonaba su diana revolucionaria, para amalgamar la conciencia de los colectivos radicales del chavismo, para nada los iba a sacar de su empeño en impulsar la revolución dentro de la revolución;  y allí es donde el envalentonado moderador, entre gallos y media noche, presa del culillo que tanto le indilgó a la burguesía cobarde, resuelve botar  todo su capital político y perder la oportunidad,  de que a él también  la historia lo absolviera, como a sus padres putativos.

Ha podido  Mario,  seguir los pasos de Tascón o también los de aquel General,  que en más de una ocasión  le advirtió a Chávez, el peligro que corría al estar  gobernando en medio de  un nido de alacranes;  pero trágicamente  no ha sido así.  En vez de  asumir valientemente su delatado dedo acusador  y convertirse en otro guerrero,  defensor de la moral pública y combatiente de otros males que  aquejan a la república, ha resuelto defraudar al chavismo insurgente, dejándolo  en la mayor orfandad política y  con la hojilla al cuello, en manos de los señalados en el calcinante audio,  a los cuales no les temblará el pulso,  para acorralar a toda la tropa e  irlos degollando uno a uno, hasta no dejarles una gota de la sangre, legada y cosechada, en sus agitadas militancias chavistas  al lado de su  comandante.