Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

lunes, 24 de enero de 2011

Soto Rojas y el comunismo / HÉCTOR SILVA MICHELENA

Nunca una mancheta de El Nacional estuvo tan bien clavada "Lo de Soto Rojas nos enrojeció a todos pero de vergüenza". Su discurso ampuloso, disléxico y sesentón nos mostró a un ejemplar digno del Parque Jurásico. No dijo nada de los problemas nacionales, pero gruñó la palabra socialismo, Fidel y otras incoherencias. 

Más tarde, ya en la plaza O’Leary vomitó estas palabras "Vamos a darle carajazos y carajazos a esa oposición escuálida". No es de extrañar: Soto Rojas nunca leyó nada de nada, sólo actuó como activista ciego, como "una fría máquina de matar", como exigía el Che. Soto no sólo quedó anclado en el paleolítico, sino que se atreve a ofrecer "carajazos" a cerca de 6 millones de votantes. ¿Son escuálidos? Aprende el castellano de Bello y no el de Chávez. Sin esperanza, te digo que leas estas cosas. 

El sistema socialista (comunista) comenzó a reformarse en 1949, con Yugoslavia, continuó con Hungría, Checoslovaquia, China (1978), Polonia, Vietnam y concluyó en Alemania Oriental. Fueros reformas que la Gran Patria, la tuya, la URSS, reprimió y vio con malos ojos. 

¿Qué pasó? En Venezuela el PCUS, y el PC cubano rompieron con el PCV. Y así en otras latitudes. Tu Moscú estalinista se alarmó. Y el único modo que halló de controlar estas tendencias, fue cortándole "el oro" a los PC y similares extranjeros. Apenas Gorbachov hizo modestas reformas, el sistema se fisuró y al poco tiempo se desintegró. Su rigidez intrínseca produjo su caída. 

¿Qué papel jugó la ideología marxista-leninista, en el "programa genético de la sociedad socialista"? El de convertir a la sociedad en una "ideocracia" absoluta, que anula las ideas diversas. 

Esto generó un poder omnímodo que siempre, sí, siempre sirvió para oprimir y reprimir, con régimen de terror y sangre. La muerte de la libertad. Este es el destino de las utopías: no tienes lugar en el mundo y, para logarlo, hay que aplicar un régimen de terror. Y la historia muestra que los requisitos de la ideología fueron sacrificados a las necesidades supremas del partido, siempre las mismas: el poder ilimitado, totalitario, en nombre de la verdad revolucionaria. 

Los costos de esos experimentos utópicos fueron asombrosos. Stéphane Courtois, editor de la obra El libro negro del comunismo (Espasa Calpe, Madrid, 1998), escrito por grandes investigadores europeos, calcula entre 85 y 100 millones de personas asesinadas por el comunismo, es decir un 50% más que en las dos guerras mundiales. ¡Patria, socialismo y muerte! es el real grito sangriento en las filas del chavismo. Por eso me produce asco. Tratar de revivirlo, que es lo que hace Chávez, es desafiar el severo dictamen de una historia que no lo absolverá jamás. 

Ni a él, ni a ninguno de sus agresivos sacerdotes, cegados por una ideología totalitaria o por los negros efluvios, de billetes monedas, con signo de dólar, que les tuerce la lengua. El Poder Legislativo es fundamental, en cualquier sistema, aun en el comunista. Pero esto es un absurdo.

Tal Cual 

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