Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

24.12.25

¿Dónde están los enemigos? Por José Francisco Iribarren


Desde el punto de vista geopolítico, seguimos dentro de la confrontación Este & Oeste. El centro de gravedad sigue siendo el Heartland marítimo estadounidense sobre el terrestre ruso de Mackinder emplazado en Eurasia. La guerra se libra, en buena medida, en las redes sociales. Es, quizás hoy, el frente más importante.

En esta segunda etapa, se quiera o no, de la Guerra Fría se sigue buscando contener al Heartland terrestre con el poder periférico del marítimo, según lo denomino Nicholas Spykman como el “rimland”. La tendencia actual del Heartland terrestre sigue siendo, como en la era soviética, la de expandirse sobre Europa. Ucrania y los países bálticos son los objetivos actuales. Pero mantiene su influencia en el mundo árabe, a través de elementos proxis, como Irán, Hamas, Hesboláh, base naval en Siria, así como en África, sin mayores posibilidades de quiebres para occidente, hasta ahora. Cosa distinta sucede con Venezuela, en una nueva crisis del Caribe. La tensión continúa aún con el triunfo del capitalismo durante la Guerra Fría.

Pese al capitalismo, siguen fluyendo los postulados comunistas bajo el disfraz del Socialismo del siglo XXI. O sea, el comunismo a secas, a decir de Fidel Castro sin tapujos. La distracción norteamericana de la postguerra fría ignoró que el conflicto Este & Oeste no radicó en el marxismo, sino en la tendencia milenaria euroasiática de conquistar a la Europa romana. La Revolución rusa sólo fue el gran relevo para arremeter, con causa, en el siglo XX hacia el oeste. Hitler lo captó, no sólo para tomarles a los rusos el Heartland terrestre, sino para usarlo y dominar al mundo, como diría Mackinder.

Ahora, entrado el primer cuarto de siglo, cambian la narrativa del Socialismo del siglo XXI, simplemente por la del antinorteamericanismo dentro del propio sistema capitalista. Se trata de vender la idea de un imperialismo a secas, usando la política del “gran garrote” a escala planetaria. Se está generando un nuevo perfil de Estados Unidos, según el cual, el dólar y la tecnología bélica no son suficientes para sostenerse como eje esencial del Mundo Libre. Pareciera que rusos y chinos se colocan como vanguardia de este.

Nos da estupor ver en las redes a ciertos académicos occidentales exponiendo esa narrativa antinorteamericana, que es antioccidental y antieuropea neta. Estimamos que el mal llamado “patio trasero latinoamericano”, como el “patio delantero europeo” de Estados Unidos se lo están ocupando los euroasiáticos.

Por los momentos, el problema se centra en un punto geopolítico clave: Venezuela. Es allí donde despiertan los norteamericanos del letargo de la posguerra fría. Los últimos cinco años fueron claves para usar el eje geopolítico venezolano y golpear las bases occidentales. No detectaron antes la estrategia eurasiática integral y globalizada en todos los frentes, a partir del nuevo siglo. Es ahora cuando un protagonista de aquellos años (preso en Estados Unidos) confirma en una carta pública el nombre del responsable fundamental. El letargo de la posguerra fría en Washington dejó de lado lo sabido con anterioridad por muchos al respecto y perdió la ocasión del año 2019 para frustrar los hechos dañosos del presente. Nos preguntamos ¿ocurrirá lo mismo ahora con todo el despliegue en la segunda crisis del Caribe?

No podemos saber los detalles de inteligencia sobre el cartel que controla a Venezuela y los que ocupan su territorio, como si fuese soberanía rusa a través de sus proxis mediorientales. No sabemos en realidad cuántas podrían ser las bajas de un lado y del otro con una acción decisiva para extraer al régimen de Venezuela. Lo que sí estamos seguros, mientras se decide la acción, es de la necesidad de generar una narrativa verdadera sobre el particular. Los académicos prestados a Caracas y Moscú por jugosas gratificaciones, como suponemos, o ideologías creativas socialistas o aislacionistas de Estados Unidos, o ambas cosas, cometen felonías contra el sistema de libertades públicas y contra sus propios países.

De otro lado, es necesario decirlo, los anuncios en las redes sin mayores explicaciones, según las cuales pareciera que Estados Unidos aspira a reivindicar como “suyos” bienes nacionales, confundiéndolos con negocios privados de empresas norteamericanas en el exterior, como lo fue el Canal de Panamá y ahora en Venezuela con las empresas confiscadas, no suma en la narrativa de su política externa a favor de la causa occidental. Solo resta en alguna medida al prestigio de Estados Unidos.

Se observa, asimismo, que la guerra mediática a nivel mundial en las redes exagera con fantasías en cuanto al emplazamiento tecnológico militar ruso. Evidencian también ignorancia sobre el carácter social del venezolano. Lo que sí no sabemos es cuántos de los integrantes del establishment norteamericano conocen sobre la realidad venezolana y creen en las fantasías sobre miles de bajas. Ello solo busca paralizar la necesaria liberación de Venezuela. Existe una ignorancia grave o maliciosa sobre todo ello. ¿Cuánto de esa ignorancia en Washington no se retroalimenta desde las redes sociales? Quizás, ellos deben ser los aislacionistas pensando en un autarquismo imposible; los negociantes creyendo solo en presiones y los del “gran garrote” que a veces pierden la compostura entre los primeros y los segundos. He allí a los verdaderos adversarios, más allá de los que dirigen la guerra integral globalizada desde Pekín y Moscú, “…sentados en las puertas de sus casas esperando el paso del cadáver de su enemigo”, que es, para ellos, Occidente.

josefranciscoiribarren297@gmail.com

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