Hoy venimos a recordar la reapertura de La Universidad del Zulia (LUZ), institución que fue fundada el 11 de septiembre de 1891, bajo el Gobierno de Raimundo Andueza Palacio y la rectoría de Francisco Ochoa.
Pero para asombro de aquella Venezuela que iniciaba su siglo XX, cuando apenas habían transcurrido 13 años, el 5 de octubre de 1904, el gobierno de Cipriano Castro, por insólita iniciativa de su ministro Eduardo Blanco, decretó el cierre de la casa de estudios superiores zuliana.
La justificación fue que las universidades requerían seis facultades y LUZ solo tenía cuatro, formando médicos, abogados, ingenieros y teólogos. Se consideró que con las universidades de Caracas y Mérida era suficiente.
El 1° de octubre de 1946, la Universidad del Zulia (LUZ) resucitó. Tras 42 años de clausura, sus puertas se abrieron de nuevo, marcando el fin de una larga oscurana para el saber y la educación superior zuliana.
Durante esas décadas de oscuridad, la lucha por reabrir la universidad nunca cesó. Bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez, emergió la figura del Dr. Jesús Enrique Lossada, quien encabezó una incansable batalla por su reapertura.
La oportunidad llegó tras el derrocamiento del presidente Isaías Medina Angarita en 1945. La Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt, decretó la reapertura de LUZ el 15 de junio de 1946 y nombró a Lossada como su Rector.
En el acto de reapertura, Lossada proclamó que "la Universidad debe tener sus lumbres abiertas de par en par a todas las corrientes ideológicas, debe ser tienda de las doctrinas, vivac de la hipótesis y hospedaje de las luces". Su visión académica transformó a nuestra Universidad del Zulia en un faro de pensamiento crítico, democrático y humanista.
Hoy, a 79 años de aquella gesta, la Universidad del Zulia enfrenta nuevos embates que pretenden opacar su luz. Sin embargo, su historia de resistencia y la solidez de su legado académico son el escudo que garantiza que, como en 1946, la luz de la razón, la sabiduría y la libertad volverá a imponerse sobre cualquier tiniebla porque después de las nubes el sol.
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